Una cuarta plaza que sabe a poco

Eduardo Gómez
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El bolañego Fran Lara, capitán de la selección española de baloncesto en silla de ruedas, admite que regresa «tocado» de Tokio tras no repetir presencia en el podio

Fran Lara, en Tokio. - Foto: LT

Fran Lara ya se encuentra en Albacete descansando unos días tras participar en sus terceros Juegos Paralímpicos. El capitán de la selección española de baloncesto en silla de ruedas llegó a su domicilio en la madrugada de este martes y ahora quiere desconectar física y mentalmente tras muchos meses de preparación y duro entrenamiento, tanto con su equipo, el Amiab Albacete, como con el combinado nacional.  

El balance que Fran Lara hace de la participación de la selección española de baloncesto en silla de ruedas no es positivo. Tras conquistar la plata en Río de Janeiro 2016, el equipo nacional quería el oro, o al menos repetir presencia en el podio, pero las derrotas ante Estados Unidos en semifinales y ante Gran Bretaña en la final de consolación le impidieron lograr este objetivo.

«Hemos venido tocados», admite el bolañego. «Estábamos convencidos y preparados física y mentalmente para lograr el oro y en los dos partidos más importantes no estuvimos bien», analiza.

El ‘8’ del combinado nacional asegura que la sensación con la que se han quedado es de «dolor» porque «fuimos nosotros los que no estuvimos bien». Y todo ello tras un pleno de triunfos en la fase de grupos y apear con autoridad a Alemania en los cuartos de final.

En Tokio Fran Lara disfrutó de pocos minutos en la pista, un rol que él asume con naturalidad y profesionalidad. «Tengo dos rotaciones y el técnico no contó con ellas. No es algo que dependa de mí y se debe a que los compañeros estuvieron a un nivel altísimo. Esta vez me ha tocado aplaudir y ayudar desde fuera y la verdad es que me he quedado sin uñas, se sufre mucho desde fuera».

«Soy el capitán y tengo que asimilar cuál es mi función. En estos momentos ha sido ésa, apoyar a los que estaban jugando y así lo hemos hecho», continuó.

La experiencia en Tokio ha sido muy diferente a la vivida en Londres 2012, donde acabó quinto, y Río 2016, donde lograron la plata, y todo ello debido a la pandemia. «La vida era ir al pabellón, a la habitación y al comedor. Apenas teníamos trato con los demás deportistas y los partidos se jugaban sin público y esta vez los familiares no pudieron viajar. Había que ser muy responsables y la verdad es que el Comité Paralímpico Español ha realizado un esfuerzo tremendo. Hay que dar las gracias a los médicos, fisioterapeutas y al responsable del Covid por todo el trabajo que han realizado y estar tan pendientes de nosotros».

Sobre el futuro, renovó por dos años más con el Amiab Albacete y en noviembre espera disputar el Campeonato de Europa con la selección española. Ni mucho menos piensa en la retirada o en abandonar la selección. «Aquí llevo muchos años más, sé cuál es mi nivel y si el seleccionador sigue confiando en mí yo voy a seguir trabajando a tope. En Albacete estoy feliz, he conseguido la estabilidad necesaria y soy feliz», analiza el bolañego, que espera poder escaparse unos días a Bolaños a visitar a su familia y amigos con su segundo diploma olímpico.