La sequía avanza una primavera complicada

Manuela Lillo
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La falta de lluvias ha incidido en las reservas de los embalses, por loque se limitará al máximo el riego en comunidades de regantes

La sequía avanza una primavera complicada - Foto: Rueda Villaverde

El invierno, con la escasez de precipitaciones, avanza una primavera complicada, al menos en lo que se refiere al almacenamiento de recursos hídricos en los embalses de la provincia y en la dotación para regadío de los cultivos. Por lo que respecta a estos últimos, la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) ya aprobó a medidos de diciembre una reducción en el volumen de extracciones para aguas subterráneas. De este modo, la dotación pasó de los 1.500 a los 1.400 metros cúbicos por hectárea para los leñosos y de los 2.000 a los 1.900 metros cúbicos por hectárea para los herbáceos.

Este recorte salió adelante con el compromiso de que, si las lluvias hacían acto de presencia de manera generosa y ayudaban a la recarga de los acuíferos, se podrían revertir. Sin embargo, la falta de lluvias no ha propiciado dichas condiciones para cambiar la situación, de manera que las masas de usuarios de aguas subterráneas de la provincia tendrán que aplicar esta primavera estas restricciones.

Para los agricultores, eso se traducirá en un descenso de la productividad que llega, además, en un momento de bajos precios y de crisis en el sector. Por esta razón, protagonizaron movilizaciones desde el inicio el año que se frenaron a consecuencia de la situación del coronavirus.

Más complicada si cabe será la situación a la que se tendrán que enfrentar, si no hay cambios en lo meteorológico, las comunidades de regantes de la provincia, que ya prevén que apenas tendrán un hectómetro cúbico para evitar la mortalidad de los cultivos permanentes, los leñosos como el olivar, la viña y el pistacho, y que avanzan que no podrían cultivar. De hecho, la presidenta de la Comunidad de Regantes de Torre de Abraham, María  del Mar Rodríguez, ya ha avanzado que eso sería «la ruina» para los municipios del entorno de este embalse, que viven en su mayoría de la agricultura, bien directa o indirectamente.

El embalse de Torre de Abraham  es precisamente el que se encuentra en peor situación en la provincia. Esta gigante presa, con capacidad para 183 hectómetros cúbicos, almacena actualmente sólo 18,6 hectómetros cúbicos, por lo que si bien garantiza el abastecimiento a la población, no así para el regadío. Sucede lo mismo en el caso del Gasset, que abastece a Ciudad Real capital y a su comarca y que cuenta con 14,9 hectómetros cúbicos. El abastecimiento está garantizado para alrededor de año y medio aunque sólo se podría destinar un hectómetro cúbico para riego. Menos aún esperan los regantes del Vicario, un embalse declarado en emergencia desde el verano. La excepción la constituye en este caso el embalse de Peñarroya, con 47,5 hectómetros cúbicos y que ha desembalsado agua.

Por todo ello, si la primavera que acaba de hacer su entrada no llega acompañada de lluvias, podría poner en una situación complicada no sólo a los regadíos, también al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, emblema natural y que ha comenzado a recibir agua de los pozos.