A debate: los toros

M. Lillo / D. Murillo
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Defensores y detractores de la tauromaquia participan en un debate con La Tribuna acerca de lo que para unos es la Fiesta por antonomasia de España y para otro es un anacronismo en el que el toro es víctima en el ruedo del festejo

A debate: los toros - Foto: Pablo Lorente

La Feria de San Isidro que se celebra estos días en Madrid supone el pistoletazo de salida de unos festejos taurinos que llegarán este verano a muchos de los municipios de la provincia, que siguen teniendo en los toros sus principales referentes en las fiestas populares. En concreto, el año pasado Ciudad Real acogió un total de 153 espectáculos taurinos, de los que 56 fueron festejos profesionales y 97 populares, según los datos de la Junta de Comunidades, encargada de la autorización de estos eventos. 

El mundo de la tauromaquia lleva décadas lidiando en un ruedo hostil, con las ‘embestidas’ de colectivos que están en contra de lo que para unos es la fiesta de España por antonomasia y para otros no es más que un anacronismo en que el toro de lidia es víctima de un sufrimiento que le conduce hasta la muerte bajo la mirada de los espectadores. En un ámbito en el que parece no haber puntos intermedios sino posiciones encarnizadamente enfrentadas, La Tribuna aglutina a partidarios de la tauromaquia y antitaurinos en un debate que se desarrolla de forma sosegada, con talante y con los argumentos como ‘triunfadores’.

Juan Antonio Rivero, representante del Ateneo Taurino; Eduardo Rodríguez, aficionado a los toros; Rafael Zaldívar, crítico taurino de La Tribuna; Rubén Muñoz, promesa del toreo; así como Ana Belén Martín, del Pacma; y Luis Zamarreño, de la Asociación Cultural Antitaurina de Ciudad Real escenifican en el entorno de la plaza de toros de Ciudad Real un debate que está candente en la sociedad y que prende en las redes sociales una mecha para su propagación, en ocasiones de la forma más visceral y brutal.

¿Es la tauromaquia una expresión cultural?- Esta es la pregunta con la que arranca el debate y en la que cada uno de los intervinientes perfilan sus posiciones. «Es una expresión cultural, pero que pertenece al pasado. Hoy en día no tiene cabida en la sociedad moderna», arranca Ana Belén Martín en la primera ‘sacudida’ a unos taurinos, que capean la crítica. «Los toros es una cultura que viene del pueblo», sostiene Muñoz para matizar que hay partidarios de los toros, antitaurinos y mucha gente a la que, simplemente, no le gustan los toros pero tampoco quieren prohibirlos y considera que además que el problema de los toros es que en los últimos años se ha «politizado». 

 Para Rivero es una expresión cultural que ha ido evolucionando porque está muy arraigada y que tiene ahora en las redes sociales sus altavoces. «Ha habido manifestaciones antitaurinas con 150-200 personas en la puerta y dentro ha podido haber 4.000 o 5.000, pero la manifestación de fuera sale en todos los medios y no se decía la gente que había dentro, pagando una entrada que no es barata en absoluto, mientras que fuera es gratis», detalla. Para Zaldívar, los aficionados a los toros son personas «con un sensibilidad especial» y reconoce que incluso le «aburre» la polémica entre taurinos y antitaurinos. «No nos vamos a encontrar nunca y llega un momento en el que yo lo único que pido es respeto para una tradición, un derecho que tenemos a elegir y la libertad de ver un espectáculo», prosigue Zaldívar para subrayar que, aunque la Fiesta atraviesa por «baches», está «más viva que nunca» y que para entender la Fiesta es necesario «leer», ya que cuenta con el respaldo de referentes literarios como Vargas Llosa o Carlos Fuentes. También en este sentido se pronunció Eduardo Rodríguez, quien aseguró que «negar el componente cultural artístico de la tauromaquia es como negar que don Miguel de Cervantes y su Quijote es cultura», dijo echando mano de poemas en los que Rafael Alberti o Federico García Lorca defienden la tauromaquia. 

«También hay antitaurinos en el mundo de la literatura», le replicó Luis Zamarreño tras encender las críticas al señalar que ha habido tradiciones como arrojar animales desde campanarios que se han abandonado. «Eso no tiene que ver con la tauromaquia ni con la cultura», le contestan los taurinos al mismo tiempo que se abre la puerta a otro debate: el de las becerradas o festejos como el Toro de la Vega. «Quienes defienden la tauromaquia, defienden esto», señaló Martín para ser contravenida rápidamente por el otro bando. «Eso no es tauromaquia», apuntan Rodríguez y Zaldívar mientras que Rivero puntualizó que, sin embargo, unas 30.000 personas acuden a ver el Toro de la Vega. «Eso perjudica a la tauromaquia, son tradiciones y barrabasadas. Punto», concluyó Rodríguez en uno de los puntos más intensos del debate.  

¿Podría haber un lugar de encuentro si se avanza hacia una tauromaquia más profesionalizada?- El debate lleva a mirar a lo que se hace en otros países, en concreto en Portugal, donde no se mata al toro en el ruedo, «pero se le mata al día siguiente en el matadero», señala Rivero apoyado por Muñoz, quienes sostienen que eso es «mucho peor» porque al animal ya le han clavado las banderillas, tiene que estar herido en un corral para que «luego un hombre sin riesgo alguno le pegue un tiro contra una pared. En el ruedo al menos el hombre se juega la vida», valora Rubén Muñoz. 

«Desde el Pacma nos estamos centrando en que las becerradas, que sabemos que cuentan con el rechazo de gente del mundo taurino, esas barbaridades que se hacen en algunos pueblos, se prohíban directamente» , sostiene Ana Belén Martín que matiza que desde el punto de vista de los taurinos no se concibe que el toro no muera, lo que rompe cualquier puente de encuentro con los animalistas. Por eso, expresó su deseo de «vivir en una sociedad que tenga sensibilidad hacia los animales. Me daña saber que hay personas que están mirando eso y no sienten ninguna compasión», asegura. 

«¿Tiene algún receptor para calibrar el sufrimiento del animal?», le preguntó Rodríguez. «Sí, la empatía», le responde la representante del Pacma para entrar de lleno en un debate con Rodríguez, médico de profesión, acerca de si sufren los toros en el ruedo. En este caso, señala un estudio de la Universidad de Veterinarios de Madrid que «demuestra hormonalmente y enzimáticamente que el toro en el transporte de la finca a la plaza sufre más que en la estancia en el ruedo». «Son estudios científicos, no opiniones», argumenta Rodríguez, mientras que Martín le puntualiza que el toro acumula todas las partes de sufrimiento: «El transporte, la corrida y una muerte agónica». 

¿Es una víctima el toro en la plaza?- Para Rivero, veterinario, el toro de lidia «tiene unos mecanismos fisiológicos que le hacen superar ese dolor», mientras que para el antitaurino Zamarreño «no tiene sentido que se seleccione a un animal para hacerlo sufrir». «¿Habéis visto la muerte en serie de todos los animales que pasan a un matadero? y ¿la muerte en vida de coger un animal con tres meses, estabularlo, hincharlo a comida para que engorde y a los nueve meses matarlo?», pregunta Rodríguez para subrayar después que en el caso del toro vive «cinco años como un rey» 

¿Si no hubiera tauromaquia se extinguiría el toro de lidia?- Los taurinos coinciden en señalar claramente que sí, mientras que Zamarreño trata de abrir una brecha al decir que es el propio hombre el que le ayuda a ser bravo y entran en un interesante debate acerca de la raza o especie de los toros. «A ver, Juan Antonio me iba a dar la razón en algo», dice con sentido del humor Ana Belén Martín y recogiendo el guante con amabilidad Juan Antonio avala que hay «mucha variabilidad dentro de la raza de lidia, lo que nosotros llamamos encastes, pero hay muchos veterinarios, entre ellos yo, que consideran que lo que llamamos encastes deberían ser razas».   

«No desaparecería, pasa lo mismo con la blanca cacereña», prosiguió Ana Belén Martín para indicar que tampoco tendría que haber «miles de toros» y que ahora en España hay unas 1.300 ganaderías taurinas y que «no viven de eso», sino de otros ingresos y que el propio Victorino Martínez ha indicado que no son rentables. 

¿Está politizado el discurso antitaurino o es fruto de una creciente conciencia social?- Para Zaldívar, sin duda:«Está politizado a raíz de prohibirlo por su cuenta en Cataluña», que luego «derivó en un golpe de estado», dijo en relación al ‘procés’ tras indicar que se han querido identificar ciertas cosas con el españolismo para avanzar en la ruptura con España. «Las dos cosas: cada vez hay más conciencia social y a nivel político solo hay un partido que está totalmente en contra: que es el Pacma y en Ciudad Real el único que apoya a nuestra asociación antitaurina es Unidas Podemos», señaló Zamarreño. Por su parte, Muñoz se refirió a los «miles de jóvenes» con los que coincidió en un encuentro del colectivo al tiempo que indicó que el criterio del número de público que va a los espectáculos no puede predominar al haber muchos eventos «a los que no va nadie y no se prohíben», en lo que asistió la representante del Pacma apoyando ese planteamiento de esta joven promesa del toreo. 

Tras ello Rodríguez volvió a la faena a base de cifras, en este caso sobre el impacto en la economía: 24 millones de asistentes, 60 millones para el Estado a través del IVA o 16 millones de ingresos, mientras que la representante del Pacma dijo que son datos no acreditados y que lo que ha sucedido es, a la vista del gran número de votos logrados por el Pacma, que otros partidos han tratado de hacerse con ellos, amoldando su discurso en relación a los toros. 

¿Cuál es el futuro de la Fiesta en Ciudad Real?-Para Luis Zamarreño, el escaso público que ha tenido la plaza en algunos festejos es un signo del camino que seguirá, mientras que Rodríguez subraya que el toreo es «inmortal» pero son festejos «muy caros» y no dejan pasar a nuevas generaciones del toreo. «Lo que está en crisis es el negocio taurino» apoya Zaldívar al destacar que siempre habrá gente joven que tenga afición por torear. «El futuro en Ciudad Real será lo que la gente quiera, no lo que diga el Pacma ni por prohibiciones», dice Rivero, mientras que Muñoz indica que está volviendo a ir más gente a los toros pero que, sin faltar el respeto, el problema es el alto precio de las entradas y que no es lo mismo unos diestros que otros. La representante del Pacma confía en vivir en un país «donde se cumplan las leyes de maltrato animal», concluye.