Una verja para ganar la batalla a la soledad

Hilario L. Muñoz
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La disposición de la residencia Santa Teresa de Jornet de la capital permite que familiares y mayores puedan dialogar sin que exista contacto y se mantenga la distancia de seguridad

Una verja para ganar la batalla a la soledad - Foto: Rueda Villaverde

Si hay un colectivo que ha sentido la soledad en la pandemia han sido los mayores y quienes residen en centros sociosanitarios. Ellos fueron quienes pasaron el confinamiento más duro y ahora, ante los empujes de la segunda ola, han tenido que volver a estar en sus residencias en algunas comarcas. Por este motivo hay centros, como la residencia Santa Teresa de Jornet de la capital, que han tirado de ingenio para ganar la batalla de la soledad. Allí cada mañana se agolpan familiares en las verjas, con el móvil en la mano para hablar con sus padres y abuelos, tratando de arrancar minutos a la pandemia para estar juntos aunque sea a más de dos metros de distancia y guardando las distancias y un orden establecido.

«Estas visitas son una forma de ver a mi abuelo y acercarle a mis tíos y a mis padres, haciendo llamadas y es que cada vez que vengo le pongo en contacto con todos ellos», explicó Antonio Novalbos, uno de esos visitantes al otro lado de la verja. Ignacio Gracia, a su lado, es otro de los que acude estos días a hablar con su madre para verla. Ella entró justo en este periodo de segunda ola, «tuvo que hacer los diez días de confinamiento al entrar», por lo que estas visitas son un modo de estar con ella.

«Esta visita es muy alegre porque la ves pero también es triste porque llevamos cuatro meses sin estar juntas», señaló Carmen González durante la visita a su madre, Mercedes. En su caso han visto como han pasado de no verse a hacerlo en una mesa a dos metros de distancia, durante la escasa tregua que dio la pandemia, para hacer lo ahora tras una verja. «No la puede tocar ni abrazar ni nada» pero sí puedo hacer «videollamadas a sus cinco nietos y dos bisnietos, hablar de la ropa, de cómo está...». «La zona de la ventana» es la que utilizan las hermanas Susana, Cristina y Raquel Palomares para visitar a María Martín, su abuela. «Está cuidada, contenta y a gusto», señalan, mientras recuerdan cómo han ido viendo la adaptación de su abuela a cada tiempo de la pandemia. «Son supervivientes y se adaptan a todo, no se quejan», aseguran con rotundidad.

Una verja para ganar la batalla a la soledadUna verja para ganar la batalla a la soledad - Foto: Rueda VillaverdeEl presidente de la Asociación de Castilla-La Mancha de Residencias y Servicios de Atención a los Mayores (Acescam), José Manuel Llario, recordó que estas situaciones no se pueden considerar visitas sino un encuentro y señaló la situación excepcional que hay en el ámbito residencial con estas nuevas restricciones en las que los familiares no pueden estar con los familiares ni entregarles objetos. Llario apuntó que la situación actual se atraviesa sin grandes dificultades en el sector, sin mucha gente contaminada, aunque hay problemas en algunos centros concretos. Con todos, Llario indicó que las restricciones no solo afectan a residencias y visitantes sino a los centros con las cuarentenas que deben guardar y los PCR a los trabajadores, que se realizan con el apoyo de sanidad. «Dentro de lo que cabe, hay un clima de normalidad» y apuntó los protocolos que ha habido desde que comenzó la pandemia y que guardan «escrupulosamente». 

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