Crece la incertidumbre

E.G. / LT
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Sin acuerdo entre el CSD, federaciones y comunidades para un protocolo en el deporte no profesional

Los jugadores del Balonmano Caserío, en el banquillo con mascarilla durante un amistoso de pretemporada. - Foto: Tomás Fernández de Moya

El Consejo Superior de Deportes (CSD) fracasó en su intento de aprobar un protocolo único en todo el territorio nacional para el deporte no profesional en sus negociaciones con las comunidades autonómicas y 60 federaciones deportivas. De esta forma, las competiciones consideradas no profesionales (en la práctica todas menos Primera y Segunda División de fútbol y la Liga ACB de baloncesto) deberán regirse, al menos de momento, por la normativa sanitaria de cada territorio, lo que se traduce en tremendas desigualdades.

Así, por ejemplo, la Liga Asobal ha comenzado esta semana y mientras en la pista del Cuenca ayer sólo se autorizaban 100 espectadores por la normativa de Castilla-La Mancha, en Cangas se permitían 300 y en León hasta 2.000, en función de las normas de cada autonomía en el capítulo de aforo.

Precisamente, dos son los grandes obstáculos en las negociaciones: quién costea los test anti-COVID y el aforo. Un primer borrador de protocolo establecía que los equipos debían efectuarse los test 72 horas antes del inicio de las competiciones, más otros 50 de forma aleatoria durante la misma.

Según informó el CSD en un comunicado, se comprometió a contribuir económicamente a la creación de un fondo, nutrido también con las aportaciones de comunidades y las federaciones, para sufragar esas pruebas, pero comprobó que «las sensibilidades en este ámbito son distintas. Primero, entre las propias autonomías. Después, entre los deportes», aseguró. Los clubes advierten que hacerse cargo de estos test haría inviable la supervivencia económica de muchos de ellos en una época de especial dificultad.

El otro gran caballo de batalla es la normativa en cuanto al aforo. El CSD propuso en última instancia  hasta 1.000 espectadores al aire libre y 500 en espacios cerrados, cifras que no alcanzaron el consenso necesario.

Por lo que respecta a Castilla-La Mancha, la normativa es mucho más restrictiva, pues establece un tope máximo de 750 espectadores al aire libre y de 100 en espacios cerrados, cifra que los clubes están intentando aumentar.

Sin un protocolo único, las competiciones deberán regirse por las normativas sanitarias de cada comunidad y los protocolos individualizados de cada federación, lo que derivará en la práctica en grandes desigualdades en función de quién sea el anfitrión de cada evento deportivo. 

Con el ánimo de alcanzar soluciones, el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, se reunió ayer con el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, con 13 representantes de las comunidades autónomas y con 51 federaciones, acordando todas las partes la necesidad de diálogo para encontrar un acuerdo.