«Este reto es lo más duro que he hecho en mi vida»

Eduardo Gómez
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Javier Ley concluyó en 19 horas y 46 minutos el Everesting Challenge, que en su caso consistió en ascender 50 veces al Cerro de la Yezosa para acumular 8.848 metros de desnivel

El ciclista almagreño, durante una de sus ascensiones. - Foto: Jorge Ley

Javier Ley es de esos deportistas hechos de otra pasta. Ciclista de ultrafondo, taekwondista y luchador de kick boxing, este fin de semana completó con éxito el Everesting Challenge, aunque no oculta que varias veces pensó en abandonar y que incluso llegó a llorar por la dureza del desafío.  

«Es el reto más duro que he hecho en mi vida. Ni Campeonatos de Ultrafondo ni 24 horas ni nada, esto ha sido lo más difícil con diferencia y muchas veces me preguntaba: ‘¿Para qué me habré metido yo en todo esto?’», resume.

El Everesting Challenge es un reto que se puso de moda a partir de 2017 y que consiste en ascender y descender por la misma vertiente todas las veces que sean necesarias una misma cuesta hasta conseguir acumular 8.848 metros de desnivel positivo, la altura del monte Everest.

Javier Ley, con su familia y su novia.Javier Ley, con su familia y su novia. - Foto: Jorge LeyEn su caso el escenario fue el Cerro de la Yezosa, junto a Almagro, subida que tuvo que ascender en 50 ocasiones, durante 19 horas y 46 minutos, completando una distancia de 308 kilómetros.

La salida fue el sábado a las 6.30 horas y culminó el reto casi 38 horas después, casi a las ocho de la tarde del domingo, pues problemas mecánicos y el fuerte viento en la madrugada del domingo le obligaron a detenerse más de lo que le hubiese gustado.

Apenas dos meses después de sufrir un atropello que le produjo la fractura de la clavícula izquierda y casi sin poder correr por la pandemia, quiso dar visibilidad así a su equipo, el Tenerife Bike Point. 

En muchos momentos estuvo acompañado por su novia, la también ciclista bolañega Silvia Gómez, y también por otros aficionados, a los que agradece su apoyo y ánimos, igual que a su familia, que le arropó en esta particular aventura, donde no faltaron los pinchazos, las averías mecánicas, y el sufrimiento por el calor y el viento, que llegaron a amenazar su integridad. «Lo pasaba peor bajando que subiendo porque iba con una horquilla rígida y sentías todos los impactos», repasa Ley, que tras casi 38 horas, casi 20 en bici, alcanzaba la mágica cifra de un reto hecho sólo para los más fuertes.