Un ritual marcado por la nueva normalidad

R.CH. / E.G.
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La temporada de primeras comuniones comienza entre estrictos protocolos de seguridad y limitación de acompañantes

Un ritual marcado por la nueva normalidad - Foto: Rueda Villaverde

Con la llegada de septiembre, ha comenzado la celebración de las primeras comuniones. La declaración del estado de alarma por la pandemia trasladó desde la primavera hasta estos últimos meses del año este ritual sacramental e incluso son bastantes las familias que han decidido posponerlo hasta 2021. Oficialmente la primera de ellas en Ciudad Real fue la de Claudia Sánchez Columé, que tomó la primera comunión en San Pedro este viernes al mediodía en una ceremonia con ella como única niña protagonista y un grupo muy reducido de acompañantes en una jornada inolvidable por muchos motivos.

Las circunstancias de la pandemia y la situación familiar así lo aconsejaron. Sus padres, Jesús y Almudena, están afincados en Ciudad Real desde 2004 pero son de Córdoba y Huelva y decidieron que lo mejor era evitar los desplazamientos de familiares, así que optaron por una celebración más íntima, con un puñado de amigos y alguna incertidumbre. 

Con los nervios lógicos, Claudia aseguró «estar muy contenta» en un día «muy especial» y que en su caso estaba prevista inicialmente para mayo. 

Las familias y acompañantes deben distribuirse en los bancos para cumplir las medidas de seguridad.Las familias y acompañantes deben distribuirse en los bancos para cumplir las medidas de seguridad. - Foto: Rueda VillaverdeA pesar del anuncio el jueves por la mañana de nuevas medidas sanitarias en la capital para atajar la expansión del coronavirus, todo pudo desarrollarse con normalidad, aunque «cuando nos enteramos, cruzamos los dedos para que no hubiese más problemas», admitió su padre, Jesús Sánchez. 

Entre esas nuevas medidas está la limitación del aforo en el templo del 75% al 50%, si bien, todas las parroquias ya habían adoptado medidas como hacer grupos pequeños o limitar el número de acompañantes para garantizar y extremar las precauciones en cuanto a la distancia social.   

San Pedro es la parroquia de la capital que más niños ha preparado para recibir este sacramento, concretamente 145, aunque algunas familias han decidido celebrar la primera comunión en otras localidades, para evitar desplazamientos de familiares, especialmente personas de edad avanzada. 

Un ritual marcado por la nueva normalidadUn ritual marcado por la nueva normalidad - Foto: Rueda VillaverdeSegún uno de sus párrocos, Pablo Martín del Burgo, se ha establecido un máximo de 10 niños por día y un tope de 25 familiares por cada uno de ellos, cuando en años anteriores se organizaron grupos de hasta más de 30 niños. 

Para evitar aglomeraciones, se han programado más eucaristías y, entre las novedades, los niños ya no suben al altar, sino que se quedan en el banco con los padres y son los primeros que comulgan.  

El aforo máximo que han establecido en esa parroquia es de 350 personas, con la separación de bancos para mantener la distancia de seguridad. A la entrada del templo se toma la temperatura y se proporciona hidrogel a los fieles, mientras que otros voluntarios se encargan de su colocación en los bancos.

Un ritual marcado por la nueva normalidadUn ritual marcado por la nueva normalidad - Foto: Rueda VillaverdeAdemás, existe un protocolo de entrada y salida que permite la ventilación del templo entre las distintas ceremonias.

Todas estas medidas se pueden extrapolar, con algunas particularidades, a las otras parroquias de la ciudad, donde se celebrarán aproximadamente casi 300 primeras comuniones más en estos meses hasta final de año, si la pandemia no lo vuelve a impedir.

En Santo Tomás de Villanueva, según informó el párroco, Antonio Ruiz, serán en principio 49 comuniones, «aunque hay más niños preparados, pero sus familias han decidido posponerlo», apunta. El límite de acompañantes que establecieron fue de once, con «ceremonias más breves, donde se irá a lo esencial», recalca el sacerdote. 

Un ritual marcado por la nueva normalidadUn ritual marcado por la nueva normalidad - Foto: Rueda VillaverdeEn la iglesia de Santiago, según apuntó el párroco Isidro Manuel Martín Consuegra, habrá comuniones desde el 5 hasta el 20 de septiembre y serán 67 los niños que tomen la primera comunión, también en grupos reducidos. 

20 niños serán protagonistas en La Merced, distribuidos también en pequeños grupos desde este mes de septiembre y con un máximo de quince acompañantes por niño. Cerca de quince serán los niños que reciban la primera comunión en parroquias como San José Obrero, Nuestra Señora de Los Ángeles y Nuestra Señora del Pilar y 40 más lo harán en San Pablo, también con limitaciones de aforo y en grupos poco numerosos.

En la iglesia San Juan de Ávila, su párroco, Joaquín Gutiérrez, informó que harán la primera comunión 70 niños, en grupos de 4 o 5 y adaptándose a las nuevas normativas. 

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Todos ellos siguieron con la preparación online durante el confinamiento y en esta primera quincena de septiembre mantendrán varios encuentros. Una formación adaptada a la nueva situación que ha alcanzado también a las celebraciones de la religión católica.