Veteranía para romper con ciencia el techo de cristal

Hilario L. Muñoz
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Tres catedráticas de la UCLM, Coral Calero, Blanca Manzano y Gloria Patricia Rodríguez, exponen las dificultades que se han encontrado en el camino y la importancia del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Coral Selas, Gloria Patricia Rodríguez y Blanca Manzano (de izquierda a derecha). - Foto: Tomás Fernández de Moya

Desde hace solo seis años se celebra el 11 de febrero, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada que sirve para reflexionar sobre la necesidad de atraer mentes femeninas a la investigación y que haya más vocaciones. Se trata de una celebración que cuenta con el apoyo de multitud de investigadoras de la UCLM, tanto entre las jóvenes como en las más veteranas, como la investigadora de la escuela de Industrial Gloria Patricia Rodríguez, que coordina una iniciativa, Mujeres Ingeniosas, para dar a conocer científicas; Blanca Manzano, de químicas; y Coral Calero, de Informática

Las tres son catedráticas, superando el techo de cristal académico, porque aún hay muchos más catedráticos que catedráticas. De hecho, todas ellas consideran que han tenido más dificultades que sus compañeros masculinos y para lograrlo han tenido, por ejemplo, que retrasar la maternidad hasta ese momento. «Con las acreditaciones todo ha mejorado», recalca Calero, primera catedrática en Informática en la UCLM, quien recuerda que pasaron ocho años hasta que hubo dos. «Tengo compañeras que han compatibilizado la maternidad y el retraso es mucho», explica y recuerda que quizás descontar los años de cuidado de niños para el cómputo son buenos. «Las carreras se frenan en seco, yo lo noté pese a ser catedrática», dice.

Mientras, Manzano apunta que la maternidad influye, pero al estar en grupos de investigación existe cierto apoyo. Con todo, ella tenía la sensación de «no llegar a nada». «Me iba demasiado pronto del trabajo y demasiado tarde a casa», relata.

Veteranía para romper con ciencia el techo de cristalVeteranía para romper con ciencia el techo de cristal - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor su parte, Gloria Patricia Rodríguez recuerda que fue madre de gemelos cuando acababa de llegar a la UCLM y la escuela de industriales se estaba montando, sin grupo de investigación. «Al final intenté salir con todo y he sido catedrática con una edad mucho más mayor que el resto de mis compañeros», comenta. En su caso recuerda que estaba en una escuela donde «no había mujeres» y esto hizo que nunca quisiera ser la primera en irse de una reunión para ir a por los niños.

Hasta llegar a la cátedra siguieron un camino diferente, con Coral Calero, quien investiga porque se dio cuenta de que le «gustaba» estudiar y fue dando pasos a Blanca Manzano que pensó en ser profesora, pero encontró un grupo en el que investigar e hizo su tesis. Para Gloria González fue la negativa de las empresas a contratar una mujer. «Hice una especialidad de química muy minoritaria, ciencia de los materiales», relata. «El primer sitio al que llamé por teléfono era una fundición donde buscaban a alguien sin experiencia y cuando llamé por teléfono les pareció muy bien mi perfil y me dijeron que si no había un compañero como yo, pero que no fuera chica». De esa primera llamada hubo otras hasta ver una oferta para hacer una tesis donde encontró el «respeto» del mundo académico, que las tres coinciden en que existen.

«Es necesario aunque me gustaría que dejara de serlo en algún momento porque la idea es igualar las cosas y visibilizar», señala Calero, al preguntarle por esta nueva celebración y lo que significa para ella y para una facultad en la que apenas uno de cada diez estudiantes es mujer. De hecho apunta a que apenas hay cambios entre las mujeres que se veía antes y ahora, pero sí «ha cambiado que ahora no ponen caras raras si ven a una directora de proyectos», algo que considera que es más un cambio de la sociedad en general que del ámbito educativo. No se trata solo de que haya o no estudiantes femeninas, porque en Químicas hay muchas alumnas, pero en las ingenierías sí que «falta», dice Manzano. «Sí que hay diferencias en los estamentos superiores, donde el porcentaje ha mejorado con más catedráticas, sin que aún hayamos llegado a igualar», indica. «Aunque haya mujeres en las carreras lo que hemos conseguido con este día es acercar la ciencia a los niños y a las niñas», recuerda González, quien expone la influencia que tiene acercar los investigadores a los colegios.

Veteranía para romper con ciencia el techo de cristalVeteranía para romper con ciencia el techo de cristal - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor último, con su bagaje, una característica que ven estas profesoras es que las estudiantes que entran en carreras masculinizadas, como por ejemplo, informática, acuden por «vocación» y suelen ser brillantes y asumen con normalidad que acuden a un espacio con muchos alumnos. En el caso de Químicas donde hay más féminas en las aulas se apunta a esa vocación en la investigación donde las mujeres quizás tienen buscan demostrar más su valía y brillantez al no haber tantas. «Lo que sí se ve es la madurez con la que se van», señala Calero, quien recuerda el cambio que ocurre en ese trayecto hacia el grado y «se consigue que los estudiantes salgan muy bien preparados para el mundo laboral». Un mundo en el que recuerdan hay muchas áreas que trabajan para aumentar la presencia femenina y para preguntarse si hace falta visión femenina en la empresa para alcanzar esa igualdad.

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Veteranía para romper con ciencia el techo de cristal - Foto: Tomás Fernández de Moya