"No hicieron nada para evitar vertidos a las Tablas"

P. Muñoz
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Un técnico de la CHG declara en el juicio por delitos contra el medio ambiente que avisaron a las bodegas implicadas que se exponían al cierre por no tratar los vertidos adecuadamente

Un técnico de la CHG durante su declaración ante la juez de Penal 1 de Ciudad Real.

El comisario de aguas adjunto de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Domingo Fernández Carrillo, ha sido claro y categórico en su declaración respecto a los hechos que se enjuician en Ciudad Real por posibles vertidos contaminantes al río Azuer en 2013-2014 desde Manzanares y Membrilla. Los ayuntamientos de estos municipios «no adoptaron medidas para evitar los vertidos de tres cooperativas a la red de saneamiento. No hicieron nada, pese a los requerimientos de la CHG», ha aseverado en su declaración que ha acabado en una encendida defensa del trabajo de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y su propio informe durante el interrogatorio al que le ha sometido el letrado que defiende al presidente de la Cooperativa Jesús del Perdón de Manzanares hasta el punto de pedirle la magistrada que no fuera beligerante con el testigo.

Lejos de arredrarse, el técnico de la CHG ha persistido en su exposición y ha aseverado que los vertidos eran «muy superiores» a lo establecido, por lo que advirtieron a los ayuntamientos de Manzanares y Membrilla de que tenían que adoptar medidas para evitar esos vertidos y a las bodegas se les avisó de que se exponían al cierre. Les dijeron que tenían que poner depuradoras con la advertencia de que en caso contrario lo pondrían en conocimiento del Gobierno de España por si tenían que suspender la actividad por no tratar los vertidos adecuadamente.

El comisario adjunto de la CHG ha hecho un detallado relato de los hechos investigados a raíz de la denuncia del Seprona de la Guardia Civil de Ciudad Real. Agentes de este servicio especializado en la protección de la naturaleza han sido los primeros en subir al estrado en la segunda sesión del juicio contra el alcalde de Membrilla, Manuel Borja Menchén (PP); el exalcalde de Manzanares del mismo partido político, Antonio López de la Manzanara; los concejales Manuel Martín-Gaitero y Trinidad Alcaide; y los representantes de las bodegas Jesús del Perdón y Don Quijote de Manzanares y Galán de Membrilla. Se les acusa de un presunto delito contra los recursos naturales y el medio ambiente cometido en 2013 y 2014, es decir, vertidos de aguas residuales en vendimia sin depurar. El fiscal del caso pide para los procesados una pena de dos años y seis meses de cárcel. Sus abogados solicitan la libre absolución.

Un agente del Seprona, durante su declaración en el juicio por los vertidos a Las TablasUn agente del Seprona, durante su declaración en el juicio por los vertidos a Las TablasLa declaración de los agentes del Seprona también ha sido clara y rotunda. Han explicado que en 2013 observaron que el cauce del río Azuer tenía un «color verdoso muy feo» y emanaba un fuerte olor fecal que procedía de la depuradora de aguas residuales de Manzanares. A través del Azuer el vertido acabó en el Guadiana y alcanzó el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.

Se tomaron muestras para el análisis del agua y se remitieron al laboratorio de la CHG. Los agentes del Seprona también han indicado que la llave de paso de la depuradora estaba rota y permitía la entrada de aguas brutas al canal de desagüe. Según el Seprona, los vertidos podrían deberse al mal funcionamiento de la depuradora de Manzanares, pero también por la acción de las bodegas que no tenían sistemas de depuración, ha apostillado el técnico de la CHG tras remarcar que la avería no fue determinante y subrayar que los vertidos superaban ampliamente lo establecido en la normativa. En este sentido, el comisario de agua ha recalcado que los titulares de autorizar los vertidos a los ríos son los entes locales. Han de gestionar estos residuos, ha agregado para, a renglón seguido, indicar que sólo el Ayuntamiento de Manzanares gobernado por López de la Manzanara le dijo que no era su competencia el control de los vertidos. La cooperativa Jesús del Perdón «no tenía depuradora, como tampoco Galán de Membrilla», ha afirmado el técnico. Los responsables de la bodega de Don Quijote sí «estaban poniendo en marcha una depuradora bien diseñada». Se había adquirido recientemente y no había contaminado, han atestiguado otros técnicos.

Hoy también ha declaradoTania Sánchez, que era la jefa de planta de la Estación Depuradora de Manzanares y trabajadora de Acciona cuando se produjeron los vertidos. Ha asegurado que las aguas vertidas al Azuer, afluente del río Guadiana no estaban dentro de los parámetros contaminantes establecidos. Ha dicho que todos los años, coincidiendo con la vendimia, Acciona incrementaba los controles en la depuradora, donde el agua llegaba con mucha carga contaminante hasta el punto de ser incapaz de asumir el tratamiento biológico de dicha planta. «Los ayuntamientos estaban al tanto» de todo", ha aseverado.