La lucha contra la tuberculosis reabre un viejo debate

A. Criado
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La lucha contra la tuberculosis reabre un viejo debate sobre la convivencia de las actividades ganadera y cinegética. La provincia de Ciudad Real, una de las más afectadas por el Real Decreto del Gobierno central

La lucha contra la tuberculosis reabre un viejo debate - Foto: Pablo Lorente

El Real Decreto aprobado a finales de enero por el Consejo de Ministros para establecer una normativa básica en materia de actuaciones sanitarias en especies cinegéticas en relación con la tuberculosis abre un debate sobre la futura convivencia de las actividades ganadera y de caza en Ciudad Real, uno de los territorios más afectados del país junto a las provincias de Toledo, Cádiz, Córdoba, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla y las comunidades autónomas de Madrid y Extremadura. «Si sólo nos remitiéramos a este Real Decreto, sería incompatible la ganadería con las explotaciones de especies cinegéticas», afirma José Ramón Caballero, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Ciudad Real, que explica, en declaraciones a La Tribuna, que la autoridad competente, en este caso la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, puede introducir «salvedades» a la hora de aplicar las medidas de bioseguridad contempladas en la norma básica estatal. Caballero sostiene que el Real Decreto del Gobierno central tiene «buenas intenciones», pero en provincias como Ciudad Real, con una amplia actividad cinegética (cuenta con 60 granjas en más de una treintena de municipios y numerosos cotos), «hay que ver cómo se conjuga con la ganadería». A la espera de ver cómo «encaja las piezas» la Administración regional, el presidente de los veterinarios ciudadrealeños echa en falta, por ejemplo, «un control sobre las piezas abatidas en las cacerías». Considera también «insuficiente» que sólo se controlen a 59 animales en espacios donde conviven más de 1.200. El texto, sometido a información pública hasta el 9 de abril, hace referencia a diversas especies cinegéticas como el jabalí, el ciervo y el gamo en relación a la tuberculosis, una de las enfermedades compartidas entre el ganado y la fauna silvestre. En los últimos años, según apunta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, «se ha evidenciado el importante papel que están jugando ciertos reservorios silvestres en la transmisión y mantenimiento de la enfermedad, dificultando su erradicación en el ganado doméstico en determinadas zonas del país». El presidente de la Asociación Nacional de Propietarios Rurales, Productores de Caza y Conservadores del Medio Natural (Aproca), Luis Fernando Villanueva, reconoce la incidencia de algunas especies cinegéticas en la transmisión de la tuberculosis al ganado y la necesidad de tomar medidas. Sin embargo, al igual que el presidente del Colegio de Veterinarios, está convencido de que la Junta de Comunidades atenderá a las excepcionalidades de un territorio como Castilla-La Mancha a la hora de aplicar la normativa estatal. Explica, por ejemplo, que el Real Decreto no permite el aporte de alimentación suplementaria a las poblaciones de jabalí, ciervo y gamo, que es «imprescindible desde un punto de vista medioambiental». «Castilla-La Mancha no es el norte de España y en un año de sequía, los animales te pueden machacar el monte, acabando con un modelo de conservación de siglos», enfatiza. Villanueva explica que el mayor peligro se localiza en los cotos cercados en los que cohabitan la ganadería doméstica con especies silvestres. Subraya, en este sentido, que hay que tomar medidas para reducir la prevalencia de la tuberculosis, pero advierte que «esto no son matemáticas». Demanda un mayor control de la comercialización y de los traslados de animales entre espacios cinegéticos, ampliar los análisis sanitarios y unos puntos de alimentación y bebederos «lo más independientes posibles», al tiempo que avanza que están elaborando una «guía interpretativa» para explicar cómo actuar en los cotos en materia sanitaria. Las medidas contempladas en el Real Decreto parten de un sistema de zonificación del territorio español, fundamentado en el riesgo y en las características de los espacios cinegéticos, estableciendo el grado de actuaciones a ejecutar de control, prevención y lucha contra la enfermedad. En el lado opuesto a Madrid, Extremadura y parte de Castilla-La Mancha y Andalucía, el Ministerio sitúa con el nivel 1, el de menor riesgo, a Asturias, Baleares y Canarias.