Shakespeare mantiene su influjo en 300 alas blancas

D.F.
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La compañía de Ana Torres Lara aborda la nueva temporada con su visión de 'La Tempestad' a través de dos marineros de hoy

Shakespeare mantiene su influjo en 300 alas blancas

La actriz y productora teatral Ana Torres Lara no tiene ningún reparo en reconocer que su compañía, 300 Alas Blancas, ha tomado a William Shakespeare como fuente de inspiración. Lo que en la próxima temporada se plasmará en su apuesta por la obra La Tempestad, estrenada el pasado mes de marzo en Puertollano.

La actriz precisa que este nuevo espectáculo «tiene que ver con el texto de La Tempestad de Shakespeare, pero es una adaptación muy libre que ha hecho Borja Rodríguez, que es el autor con el que habitualmente trabajamos», Rodríguez también es el director de escena de este montaje.

Esta pieza da continuidad a La Fierecilla, una obra inspirada en La Fierecilla domada, también del bardo de Avon, con sólo dos actores, la propia Torres Lara y Javier Jiménez, los mismos que en La Tempestad, dan la vuelta a la situación planteada, de forma que la protagonista no necesita ser domada.

«Un clásico es una historia que por su temática no pasa nunca de moda, trata temas universales y los personajes dicen y hacen cosas con las que la gente puede empatizar ahora, en el siglo XV, en el siglo XVI o en las épocas romana o griega; siguen estando vigentes», detalla Torres Lara sobre las grandes obras de la historia del teatro y de la literatura en general. «Las grandes obras universales nos plantean conflictos que no pasan de moda», sentencia.

La actriz justificó la elección del texto shakesperiano por la presencia en él «de varios elementos que queríamos subrayar, sobre todo el verdadero valor que tiene el ser diferentes y ser iguales», así como encuentro entre quienes proceden de un mundo supuestamente civilizado y quienes lo hacen desde un mundo salvaje, centrándose «en su grandeza y en lo que les hace ser diferentes». La obra subraya así «el esfuerzo de entenderse» y también «el diálogo que tenemos que tener los padres con nuestros hijos», comenta Ana Torres Lara.

Sin embargo, el planteamiento escénico de 300 Alas Blancas simplifica notablemente la puesta en escena, con sólo dos actores que deben encarnar a seis personajes diferentes. La acción se convierte en una aventura para dos pescadores gallegos que salen a faenar al mar todos los días. En una de esas jornadas, encuentran un libro, no es otro que las obras completas de William Shakespeare, y en ese volumen es La Tempestad la obra que capta su atención y de la que surgen las diferentes situaciones de la trama. De esta forma, los costes del montaje también se abaratan.

Este es un montaje destinado a público infantil y familiar, de modo que dispone también de material didáctico para que los escolares puedan realizar trabajos en el aula vinculados con la propuesta escénica, para trabajar sobre factores como la igualdad, la diversidad, el respeto, la libertad o las relaciones amorosas.