Grito por la igualdad

Maricruz Sánchez (SPC)
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Con el fin de reclamar las mismas oportunidades y derechos entre hombres y mujeres, todas las capitales de provincia de España están llamadas a la movilización este 2019 para emular la protesta masiva del pasado año

Grito por la igualdad

Por primera vez en la Historia de España, el 8 de marzo de 2018, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, el país fue testigo de una huelga legal para reclamar igualdad real de oportunidades y derechos entre ambos sexos. Aquella convocatoria venía fraguándose desde la primavera de 2017 y a raíz de la acogida que tuvieron en más de 170 países los paros de mujeres promovidos desde el movimiento argentino Vivas nos queremos contra la violencia de género. 

Tras el éxito de la iniciativa, que logró sumar a millones de personas, la Comisión 8-M ha hecho un llamamiento similar para este 2019 porque, como señala, las vidas de las féminas «siguen marcadas por las diferencias, la precariedad y la no corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado en los trabajos de cuidados», entre otras «discriminaciones». 

Asimismo, el colectivo denuncia las violencias machistas, en todas sus formas, y exigen más presupuesto para combatirlas, pero también pone en el foco la mayor precariedad de la mujer en el mercado laboral, la persistencia de barreras a su proyección profesional y su discriminación en materia de salarios. 

En la misma línea, afea que la pobreza afecte a las mujeres de forma preferente, dados los recortes presupuestarios en el ámbito los cuidados, la falta de reconocimiento del empleo doméstico que asumen ellas en mayor medida, haciendo especial hincapié en las migrantes, un colectivo más vulnerable. 

Por todo ello, la huelga del próximo día 8 es feminista porque no es una movilización al uso, no se limita a un parón en el tema laboral. En primer lugar, es un toque de atención al ámbito de los cuidados, del trabajo doméstico, del soporte emocional. El 8-M se propone que las mujeres dejen de realizar todas esas actividades, tan invisibles, muchas veces no pagadas y de las que suelen encargarse ellas. Se trata de visibilizar que, sin todo ese trabajo silencioso, el resto del mundo se cae, y es necesario ponerlo en valor.

La convocatoria implica, también, una huelga de consumo, es decir, llama a no ir a comprar ese día para denunciar que los cuerpos de las mujeres no son reclamos y la tiranía estética a la que se les somete. 

A ello se sumará la movilización laboral, que quiere poner sobre la mesa desigualdades como son la brecha salarial, el techo de cristal -las dificultades extra que tienen ellas para alcanzar puestos de dirección-, la precariedad de sus empleos, las jornadas reducidas impuestas o la feminización de la pobreza.

Del mismo modo, están llamadas a tomar partido de la iniciativa todas las trabajadoras del sector educativo, para incidir especialmente en la necesidad de «una formación pública, laica y feminista».

Un origen sangriento 

Lo que muchos quizá no sepan es que la historia del origen de esta celebración se remonta a hace más de 100 años, concretamente el 8 de marzo de 1875, cuando cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles de Nueva York marcharon por las calles contra los bajos salarios, menos de la mitad de los que cobraban los hombres. Esa jornada terminó con 120 muertas por la brutalidad policial y provocó que las empleadas fundaran el primer sindicato femenino.

El 25 de marzo de 1911, tuvo lugar nuevamente un desastre humano en Estados Unidos. Un total de 146 trabajadoras fallecieron en un gran incendio de una firma textil a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo y otras se suicidaron al no tener escapatoria.

Los responsables de esa pérdida de vidas fueron los propietarios de la compañía Triangle Shirtwaist, que habían sellado las puertas de las escaleras y de la salidas para tratar de evitar con ello que las empleadas robaran. Esta terrible tragedia trajo importantes cambios en la legislación laboral y derivó en el nacimiento del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles.

Sin embargo, no fue hasta 1909 cuando se celebró por primera vez el Día de las Mujeres Socialistas en EEUU, un 28 de febrero. En 1910, fue la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas quien estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

La feminista rusa Alexandra Kollontai, que entre otras cosas logró el voto para la mujer o la legalidad del divorcio, consiguió establecer esa jornada como la fiesta oficial en la Unión Soviética. En España comenzó a conmemorarse en 1936, y la ONU oficializó esta fecha en 1975.