Algo está cambiando

Francisco Ávila (EFE)
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La buena imagen dada en París hace confiar en un Barça rejuvenecido y en crecimiento

Algo está cambiando - Foto: AFP7 vía Europa Press

Andaba el Barcelona anestesiado, sin plan y sin alma, parecía el equipo un reflejo de lo que se vivía en el club, sin presidente, perseguido por el 'Barçagate' y esa inercia negativa lo invadía todo, aunque parece que algo está cambiando.

El fútbol es un estado de ánimo. El término lo acuñó Valdano y es aplicable ante cualquier situación que se presente en el mundo del fútbol, en el caso del Barcelona de Koeman esa depresión le ha dejado fuera de Europa, ya que coincidió con el 1-4 en la ida ante el PSG, y a punto estuvo de quedar eliminado en la Copa.

En el balompié, como en la vida, el convencimiento es fundamental y el Barcelona está empezando a creer. Si hace unos meses pensar en LaLiga era una quimera, ahora al menos está en disposición de lucharla; y también está en la final de Copa, algo difícil de imaginar tras aquel 2-0 en Sevilla.

Pero sobre todo, el cuadro culé ha demostrado que es capaz de competir contra los mejores y hacerlo con las armas de siempre. Mucho mérito es de Koeman que, ante la necesidad, ha decidido darle el protagonismo a los jóvenes para sacar la esencia histórica de los blaugranas.

Así, le ha dado los galones a Araújo, llamado a hacer historia en el Barcelona; le ha dado oportunidades a Mingueza; cuenta con Ilaix como último invitado; le da algunos minutos (pocos para muchos seguidores) a Riqui Puig, un jugador diferente; a Dest y, claro, a Pedri, la sensación de la temporada.

Además, el técnico holandés, revolviendo en el armario, ha cambiado las puertas y ha recuperado la mejor versión de De Jong y la de Dembélé; y eso que Ansu Fati, la estrella emergente, lleva meses de baja.

Así que en París, ante el poderoso PSG, el Barcelona no pasó, ni tan siquiera ganó, pero demostró de lo que es capaz. Frente a un rival que le había atropellado unas semanas antes en el Camp Nou, los azulgrana le dieron un repaso futbolístico al equipo de Pochettino, que tuvo suerte de que Keylor Navas estuviera en modo insuperable porque si no todo se le hubiera complicado pese a la amplia ventaja acumulada.

Y para certificar esta afirmación, nada como las estadísticas. Sumando los dos partidos, el Barcelona remató 10 veces más que el rival (33-23) y también más a puerta (14-12), aunque al final lo que cuenta es el resultado global (2-5).

Koeman sabe donde está el problema: en la definición. A su equipo le cuesta concretar las muchas ocasiones que tiene. Por contra, le va dando vueltas al dibujo táctico y ya no vive con la idea fija del 4-2-3-1 como cuando llegó a la Ciudad Condal.

Ahora falta por ver si el capitán seguirá al frente de la nave o no. Tras el encuentro en la capital gala, Di María y Pochettino le dijeron algo al oído, aunque no ha trascendido. Mientras, Laporta confía en convencerle, aunque parece que ha puesto el foco en el noruego Halaand, por lo que plantará cara al Real Madrid para ficharlo.