El consumo de tabaco repunta tras diez años seguidos de baja

C de la Cruz
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La venta de cajetillas de cigarrillos de veinte unidades y el tabaco de pipa aumenta dentro de un mercado en el que los consumidores se decantan por las opciones más económicas

El consumo de tabaco repunta tras diez años seguidos de baja - Foto: Tomás Fernández de Moya

La instauración de la Ley antitabaco en 2011, que supuso la prohibición de fumar en el interior de cualquier tipo de establecimiento de uso colectivo, marcó una caída brusca en el consumo de tabaco, un descenso gradual y continuado hasta 2019, año en el que se rompía la tendencia con un aumento de la venta de cigarrillos.

El incremento es de 93.860 catejillas de veinte unidades, un 0,37 por ciento más que en 2018 hasta superar los 25.1 millones de unidades. Puede parecer una subida mínima, pero pone fin a diez años de descenso ininterrumpido.

Sin embargo, de acuerdo a los datos publicados por el Ministerio de Hacienda en la Estadística de venta de labores del tabaco, este aumento de las ventas no se tradujo en un mayor rendimiento económico, ya que el balance fue negativo respecto a 2018 con 145.757 euros menos.

La explicación: el consumo se encamina hacia productos más baratos. La horquilla de precios va desde los 5 euros de la cajetilla de Marlboro a los 3,95 de King y Excite.

Entre los estanqueros, Pilar Díaz, de la expendeduría número 12, en el Pasaje de la Pandorga, señala que «las marcas van sacando versiones más económicas, y la gente tiende a comprar lo más barato».

De la expendeduría número 4, en la plaza Mayor, Rafael Romero explica que las marcas se dividen en cinco escalones de menor a mayor precio y calidad. «El límite está en cinco euros, más allá el consumidor no compra», a lo que añade que «las tendencias van cambiando, las casas tienen el mejor marketing del mundo, las cajetillas se identifican además con colores potentes como rojo o amarillo». Difícil resistirse.

Uno de los fenómenos que también han influido en el aumento de las ventas de cajetillas, según Rafa, es que «el contrabando ha bajado y la gente ha vuelto a comprar cajetillas, el Estado ha perdido muchísimos millones. Con la crisis la gente buscaba la fórmula más barata y ahora, con una recuperación, la gente quiere volver a fumar su marca».

En la calle Palma, Alberto Camarena, desde la expendeduría número 16, señala que la venta de una determinada marca también depende de la zona de venta. En su caso, reconoce que «vendo más caro que barato, pero cada estanco es diferente», dentro de un proceso en el que «el tabaco se ha encarecido mucho en los últimos ocho años, vale el doble pero también se vende mucho menos». Además, tiene claro que «no creo que la gente esté más concienciada, quien no fuma es por una cuestión de dinero».

PIPA. Junto a los cigarrillos, el único tabaco que ha subió en 2019 fue el de pipa, el que menos carga impositiva tiene.  Pilar Díaz señala que «muchos clientes se llevan el tabaco de pipa porque es más barato, aunque luego lo fumen como de liar».