Los precios y sus capas desde el campo al super

Hilario L. Muñoz
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La cebolla es un producto de proximidad que se venden todo el año, un 10% de la producción española es de Bolaños de Calatrava, que tras pasar por cuatro manos eleva su valor hasta cinco veces

Los precios y sus capas desde el campo al super - Foto: Pablo Lorente

Los precios es uno de los temas clave cuando se aborda la situación del campo y a ellos se mira con detalle. Esta semana se ha escuchado la posibilidad de plantear valores mínimos en el pago a los agricultores y críticas a los distribuidores ante esa propuesta. Por este motivo es clave conocer el recorrido que existe en los productos como, por ejemplo, la cebolla, un producto de proximidad, ya que una décima parte de toda la que se produce en España llega desde Bolaños de Calatrava, y que además se vende durante todo el año, lo que implica que parte de la producción se guarda y se va sacando en función a la demanda, aunque el pago se haya hecho al inicio o al final de la temporada.

El primer paso de la cebolla es el campo donde en estas fechas se está plantando. Un agricultor invierte del orden de siete a diez céntimos por cada kilo de cebolla que produce, un precio en el que va la semilla, que tiene un coste de entorno a 600 euros el kilo, el gasóleo y el terreno, donde una hectárea produce casi 100.000 kilos de producto. La cebolla es «como la bolsa», explica José Ruiz, un agricultor bolañego y que en estas fechas empieza a cerrar contratos del producto ya que en plena campaña, de junio hasta septiembre, hay muchas oscilaciones en los precios. El precio que le pagan varía porque los países productores, poco a poco, se van sumando a la campaña, pero también porque hay dos tipos de compradores. De una parte, la gran industria, que requiere la cebolla para productos como los congelados y que carga directamente sobre el terreno. Del otro, el almacenista, quien la guardará a lo largo de los meses para ir distribuyéndola a los mayoristas. Los primeros pagan a unos 12 céntimos, los segundos a unos 20, aunque con variaciones temporales, con precios que han llegado a estar entre los cinco y los ocho céntimos.

Ese almacenista es la segunda mano por la que pasa, que calibra la cebolla, la limpia de tierra y la mete en sacos para distribuirla. Además, paga el gasóleo del trayecto del campo a su centro y ese envasado inicial para el mayorista. El precio al que vende la cebolla se encuentra en unos 30 céntimos, aproximadamente, expuso un mayorista que compra cebolla de Bolaños y que prefiere guardar el anonimato.

Los precios y sus capas desde el campo al superLos precios y sus capas desde el campo al super - Foto: Tomás Fernández de MoyaEl mayorista la traslada hasta los supermercados cada día, con un precio de en torno a los 40 céntimos. El consumidor al final paga 65 céntimos por esa cebolla que en primer término se pagó entre a 0,12 y 0,20, lo que implica un precio que puede llegar a quintuplicarse desde su origen, aunque todos los implicados en el proceso explican que en cada cambio de manos se producen pérdidas: el almacenista ahora está vendiendo una cebolla que se recogió hace seis meses, por lo que parte de la cosecha se pudre, igual le ocurre al mayorista y al supermercado, o al agricultor cuando llega un temporal.