La capital volvió a ser el año pasado el motor que tira del ladrillo en la provincia, con un total de 145 viviendas visadas. De este modo, Ciudad Real mantiene su hegemonía en este ámbito tras perderlo en 2017, cuando Alcázar de San Juan ganó la ‘batalla’ por la construcción, gracias a una gran promoción que desbancó a la capital, con 97 viviendas visadas en 2017. Durante el ejercicio siguiente, en 2018, las ‘aguas’ volvieron a la normalidad y la capital de la provincia exhibió de nuevo su potencial con el visado de 222 inmuebles, mientras que Alcázar de San Juan bajó entonces a los 39.
Durante el año pasado, la capital, junto a La Solana, se situaron como los dos municipios con mayor demanda de obra de vivienda nueva de la provincia. En este municipio se visaron 64 viviendas nuevas, una cifra prácticamente similar a la de un año antes (65), lo que pone de relieve el ‘músculo’ que tiene esta localidad en el ámbito de la construcción y las posibilidades que ofrece para el asentamiento de nuevas familias.
De hecho, son las zonas agrícolas de la provincia las que continúan acaparando gran parte de los visados de vivienda nueva, tal y como se pone de relieve en la estadística por municipios del Colegio de Arquitectos de Ciudad Real. «La actividad de la construcción en general se estabiliza y tiende a crecer en la provincia, y sobre todo en la zona agrícola de La Mancha y en la capital, aunque ha disminuido su aceleración», afirmó a este diario el presidente del Colegio de Arquitectos de Ciudad Real, Teodoro Sánchez-Migallón.
Además de la capital de la provincia y de La Solana los municipios que más visados registraron en 2019 fueron Daimiel (44), Valdepeñas (40), Alcázar de San Juan (37), Bolaños de Calatrava (33) y Tomelloso (27), mientras que se sitúan en números más discretos otros municipios de la provincia como Manzanares y Almagro, con 22 viviendas visadas cada uno, Puertollano (19), Membrilla (19), Socuéllamos y Moral de Calatrava (13 cada uno) u otros como Campo de Calatrava, Herencia o Porzuna con 12 viviendas visados en cada uno de esos municipios.
La agricultura, de la que depende gran parte de la economía de la provincia, es pues la palanca de cambio para muchos otros sectores. «La construcción es un sector que depende de cómo vaya la economía de la gente de la zona, que vive principalmente de la agricultura y por eso es importante que cada vez sea más potente», agregó Sánchez-Migallón.
En el resto de municipios de la provincia, la despoblación está haciendo sus efectos y eso se traduce en una parálisis prácticamente total en la construcción de vivienda nueva. Por eso en pequeños pueblos apenas hay visados.
Las cifras de 2019 (715 en total) están muy lejos de las que había en pleno boom inmobiliario, allá por los años 2006 y 2007. Entonces eran, comparativamente, desorbitadas, con un récord de más de 14.000 viviendas visadas en un año. Los peores años se vivieron sin embargo en 2014 y 2015, con 530 y 529 visados, respectivamente.