«La picaresca es una forma atenuada de delito»

D.A.F.
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Rafael Álvarez 'El Brujo' realiza tres representaciones en la Antigua Universidad Renacentista de Almagro de 'El Lazarillo'

«La picaresca es una forma atenuada de delito» - Foto: Pablo Lorente

Rafael Álvarez tiene una cita ineludible con Almagro. Este año acude al Festival para presentar, una vez más, El Lazarillo, con el que permanece durante tres días en la sala Aurea, donde hoy tiene la última función.

¿Cómo decidió volver con El Lazarillo?

La verdad es que El Lazarillo no lo he dejado nunca. Todos los años hago 30 o 40 representaciones. En Madrid está en programación continua los lunes, en el Teatro Alcázar-Cofidis, desde hace tiempo. Al Festival de Almagro he venido con él, que yo recuerde, tres o cuatro veces. Estuve en la sala Aurea y dos más en el Corral de Comedias.

¿Hay una revisión sobre el texto de Fernán Gómez?

No, no hay una revisión, yo no trabajo así, trabajo sobre el texto, trabajo con el público y lo voy haciendo. Fernando Fernán Gómez hizo una versión maravillosa que es sobre la que yo he trabajado siempre.

¿Qué tiene El Lazarillo para la sociedad española?

El Lazarillo es una obra de un género muy estudiado, muy conocido, la picaresca, que es un género narrativo que presenta como un espejo de las costumbres. Fernán Gómez era un grandísimo conocedor de la literatura picaresca e hizo una gran versión del Lazarillo para el teatro. El Lazarillo que yo presento en el Festival es el resultado de la necesidad, del hambre y el público es el juez de esa peripecia. Fernán Gómez encuentra la fórmula dramática para llevar la picaresca al teatro.

¿La picaresca sigue viva más allá de la referencia literaria?

La picaresca nace como género literario seguramente porque es el reflejo de una serie de prácticas y de costumbres. Es una forma de vivir que tenemos que mezcla una falta de valores y la necesidad. Cuando no hay principios, cuando no hay una educación y en cambio hay una necesidad, hay hambre, surge el delito. La picaresca es una forma atenuada, consentida de delito, con la que la sociedad mediterránea no ha tenido más remedio que convivir con ella, porque para evitarla habría que mantener una actitud completamente rígida y eso es difícil. Hoy en día la política está llena de picaresca, en la judicatura hay picaresca, en todo hay picaresca...

¿Qué es el Festival de Almagro en la trayectoria de El Brujo?

Yo he ya venido muchas veces. Este Festival tiene una atmósfera especial, porque el público viene a ver teatro clásico, grandes obras clásicas vistas de una manera o de otra; viene la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Hay pasión por el teatro, un respeto por el teatro desde hace mucho tiempo. Almagro tiene toda esa fuerza y venir aquí es importante. Actualmente, tiene un director, Ignacio García, que le da una imagen filosófica y le da al Teatro del Siglo de Oro una proyección especial. Estoy encantado de venir aquí más este año en que las circunstancias son terribles.

Sus grandes éxitos son solo frente al público, ¿alguna vez se ha planteado el reto de alcanzar el éxito de otra manera?

Yo no me pongo retos, con los que me plantea la vida ya tengo bastante. No tengo necesidad de retarme, porque ya me retan los ayuntamientos cuando no me pagan y tengo que llamar 50 veces por la mañana, los críticos cuando no han leído el texto y hacen una crítica. A mí me reta mucho la vida y me reta el coronavirus. Ya es un reto estar cada día sobre el escenario.

¿Cómo es su relación con el público?

La gente es mi gran apoyo moral y afectivo. La gente es la que me ha mantenido durante todos estos años con su pasión por el teatro que yo hago, y su pasión hacia mi persona como artista. Eso es lo mejor que puedes tener en esta profesión.