Viaje al epicentro de la misoginia

Celia Sierra (EFE)
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El Museo del Prado da visibilidad a las pintoras 'patriarcales' del siglo XIX y principios del XX en la exposición 'Invitadas'

La muestra puede verse hasta el próximo marzo. En la imagen, la obra ‘La rebelde’. - Foto: Emilio Naranjo

La descarriada, la mujer florero, el objeto de deseo o la santa. Muchos han sido los estereotipos que el arte español ha legitimado y muchas las artistas olvidadas que trabajaron en él. Todas ellas están en Invitadas, la exposición «más ambiciosa» del Museo del Prado para saldar su deuda histórica con las mujeres, indica el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, quien añade que esta muestra es también «la más compleja desde el punto de vista conceptual», con un trabajo de investigación de dos años.

Invitadas. Fragmentos sobre mujeres ideología y artes plásticas en España (1833-1931), que ve la luz seis meses después de su programación inicial a causa de la pandemia, reúne una selección de más de 130 obras procedentes en su mayoría de la pinacoteca española.

«No se trata de una bienal sobre pintoras, ni de arquetipos. Se trata de dar visibilidad a las pintoras del siglo XIX y primeras décadas del XX y explicar el molde patriarcal al que tuvieron que hacer frente», explica el comisario, Carlos G. Navarro.

El recorrido se estructura en dos parte, una con obras firmadas por hombres y en las que la mujer ocupa un papel subsidiario, y un segundo bloque que muestra a una serie de autoras de la época, en muchas ocasiones por primera vez y completamente desconocidas.

Obras de José Belliure y Gil, Mateo Inurria, Ignacio Zuloaga o Raimundo de Madrazo comparten protagonismo con anónimas pintoras como María Roësset Mosquera, Flora López Castrillo, Aurelia Navarro Moreno, Jane Clifford -una de las primeras fotógrafas-, la copista Emilia Carmena de Prota o Concepción de Figuera, que firmaba como Luis Lármig.

También hay varios cuadros de reinas que fueron pintoras como Isabel II, que cuenta en la muestra con una copia de la Sagrada familia del pajarito de Murillo, y de pintoras de bodegones y miniaturas.

 

Temática controvertida

Probablemente será la selección de desnudo «la que acumule más polémica», reconoce el comisario. Las obras elegidas ponen el acento en la «validación de la violencia que se ejercía contra mujeres» en la época. Se puede ver a esclavas desnudas o a las modelos que lloran porque no quieren posar, aunque más escandalosos son dos cuadros de Pedro Sáenz Sáenz con niñas prepúber y en clara actitud sexual que en la época no solo no generaron ninguna sorpresa, sino que fueron adquiridas y premiadas.

Para ofrecer un mapa más preciso del arte firmado por mujeres no solo hay pintura y escultura, también hay bordado, una de las «artes menores» a las que se relegaba a las mujeres; y cine, con varias obras de Alice Guy, una pionera de la ficción que ha sido sepultada por la historia pese a que llegó a filmar más de 1.000 películas.

El filme que pone fin a la muestra es Las consecuencias del feminismo, una película muda en la que Guy recreó una sociedad ficticia en el que los hombres se encargan de las tareas del hogar y las mujeres trabajan y pasan buenos momentos en los cafés.

El Museo del Prado, igual que el resto de grandes pinacotecas del mundo, ha sido criticada por la falta de mujeres en su colección, aunque Falomir recalcó el compromiso de visibilización de la mujer en su programación. 

Se suma, además, a las dedicada a Clara Peeters en 2016 y a Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana del año pasado.