Un doctor de Herencia lidera un ensayo clínico anti-COVID

A. Criado
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José María Moraleda destaca el «éxito» de las pruebas realizadas a los primeros pacientes graves por COVID-19 dentro de un estudio clínico que ha despertado interés en Estados Unidos, Inglaterra e Italia

Un doctor de Herencia lidera un ensayo clínico anti-COVID - Foto: Fran Manzanera

El Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) recibió en abril el visto bueno de la Agencia Española del Medicamento y del Instituto de Salud Carlos III para desarrollar un estudio clínico de un fármaco que puede contribuir a reducir la mortalidad del COVID-19. Un proyecto que lidera el catedrático José María Moraleda, natural de Herencia, y que ya ha traspasado fronteras tras el «éxito»de las pruebas realizadas en pacientes graves de coronavirus en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde es jefe del servicio de Hematología y Terapia Celular.

Desde Milán, Londres y la Universidad de Harvard ya han mostrado su interés por este proyecto de investigación multicéntrico, en el que participan otros reputados hospitales españoles, como el 12 de Octubre de Madrid y el Clínic de Barcelona. El medicamento en cuestión se denomina defibrotide, es natural y su misión consiste en eliminar las consecuencias que tiene la infección por coronavirus. En este sentido, el doctor Moraleda, en declaraciones a La Tribuna, afirma que la clave se encuentra en el endotelio, el tejido que tapiza el interior de venas y arterias y que desempeña tantas funciones básicas que su daño puede perjudicar gravemente la salud.

Explica que el objetivo de este estudio clínico es «demostrar que el defibrotide es eficaz y seguro como terapia contra el COVID-19, tanto para los pacientes que se encuentran en estadios intermedios de la enfermedad, para que no empeoren y eviten la intubación, como para los que ya están en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), para que mejoren y se les pueda retirar la asistencia respiratoria mecánica». El proyecto lo está desarrollando un equipo multidisciplinar, que estima que se podría reducir la tasa de mortalidad en un 25% en los pacientes que se encuentran muy graves, es decir, en uno de cada cuatro.

La clave, insiste el doctor herenciano, es proteger el endotelio, porque si la enfermedad llega hasta ahí, «los pacientes no pueden respirar, empiezan a empeorar muchísimo y necesitan que los intuben». «El objetivo es evitar que las células inflamatorias del sistema inmune innato y adaptativo lleguen al pulmón y generen la tormenta de citoquinas que provocan la inflamación masiva y el síndrome de distrés respiratorio característico del COVID-19, y también las microtrombosis que causan el fallo multiorgánico (riñón, pulmón y corazón) y la muerte de estos pacientes, actuando como disolvente de los microcoágulos».

120 pacientes. José María Moraleda resalta que para poder contestar a la pregunta de si este medicamento es eficaz o no contra el COVID-19 es necesario realizar el estudio con 120 pacientes. De momento, gracias a que afortunadamente los hospitales se fueron vaciando de enfermos por coronavirus, solo lo han llevado a cabo con seis y cinco de ellos siguen con vida. «Una mujer falleció, pero tuvo que ser retirada del estudio antes de los 15 días que dura el tratamiento del ensayo porque presentaba otras complicaciones adicionales derivadas de un trasplante hepático», precisa el investigador herenciano para hacer hincapié en que están «preparados» para que más pacientes se puedan beneficiar de este ensayo clínico, si se produce una segunda oleada de contagios.

Aclara que todos los pacientes graves que se someten a este estudio clínico reciben los tratamientos anti-COVID tradicionales, pero además, para comprobar la eficacia del mismo, «a unos se les suministra defibrotide y a otros placebo». Al inicio de la investigación, el equipo que lidera Moraleda confiaba en tener listo el medicamento en cinco o seis meses;ahora, con el cambio de escenario, este plazo se puede dilatar en el tiempo. «Todo dependerá de la evolución de la pandemia», sentencia.

José María Moraleda nació hace 68 años en Herencia, localidad manchega a la que acude con asiduidad para visitar a sus hermanas. Tras realizar el Bachiller en Ciudad Real, estudió la carrera de Medicina en la Universidad de Navarra, logrando el premio extraordinario de la licenciatura. En Salamanca hizo la especialidad de Medicina Interna y Hematología y tras pasar por un prestigioso hospital de Londres, viajó a tierras murciana para ocupar su plaza de profesor titular universitario. Estuvo también casi dos años en el centro de investigaciones del cáncer Fred Hutchinson de Seattle, en Estados Unidos, donde tuvo como mentor a Edward Donnal Thomas, pionero en el trasplante de médula ósea entre personas no gemelas, por el que recibió el Premio Nobel.