La seguridad exterior en la prisión de Herrera de La Mancha vuelve a estar solo en manos de la Guardia Civil tras la marcha el pasado 31 de diciembre de los vigilantes de la seguridad privada que fueron contratados hace unos años para esta tarea. La marcha obedece a que estas empresas han entrado en concurso de acreedores (antiguas quiebras y suspensión de pagos).

 De este modo, en la actualidad la Guardia Civil se encarga de garantizar la seguridad en el exterior de la cárcel de Herrera de La Mancha, función a la que han destinado a un funcionario para encargarse del control en el primer acceso, en la barrera.

A últimos de año, a raíz del fin de la seguridad privada, se habló de la posibilidad de que fueran sustituidos por agentes de la Policía Nacional, al parecer aquellos que están en segunda actividad. Según ha podido saber este diario, podría haber un cambio en el planteamiento.

En lugar de policías nacionales, podrían ofertar o destinar para esta función a personal con experiencia en seguridad, en milicia. No obstante, fuentes penitenciarias ni confirman ni desmienten esta posibilidad.

La Guardia Civil lleva el peso de la seguridad del perímetro exterior del penal manchego desde sus inicios. Según ha podido saber este diario, los agentes superan la veintena.

Por otro lado, desde Acaip, sindicato mayoritario de prisión, recuerdan a este diario que llevaban tiempo denunciando que se duplicaban e incluso triplicaban servicios en la zona externa de las prisiones, ya que se ha destinado a un funcionario de Instituciones Penitenciarias para encargarse de la apertura de la barrera de acceso al penal cuando hay un déficit histórico de personal en Herrera de La Mancha, sobre todo en la plantilla encargada de vigilar a los presos, es decir, de la seguridad en el interior de la cárcel. De hecho esta falta de personal se ha acusado esta Navidad. «Se han suspendido permisos» para hacer frente a situaciones sobrevenidas, aseguran desde Acaip-UGT. Es decir, funcionarios que estaban de permiso han sido llamados para incorporarse al servicio. Aseguran que la situación en la cárcel de Herrera empeora por momentos con las jubilaciones y bajas por enfermedad, ya que no se cubren estas vacantes.

El nuevo calendario laboral, que según afirman suele ser una copia del anterior, es otro caballo de batalla para los sindicatos de prisiones, sobre todo para Acaip-UGT. En unos días se ha de sentar en la mesa para ‘negociar’ la propuesta. Acaip no lo va a firmar porque se siguen recortando derechos, como los relativos a permisos y vacaciones. Pero temen que va a salir adelante por imposición.