Una canción imposible de cantar

M.R.Y. (SPC)
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El trío moldavo O-Zone arrasó en 2004 por toda Europa con 'Dragostea DinTei' y su pegadizo estribillo «numa numaiei» que muchos bailaron, pero pocos se atrevieron a pronunciar en alto

Una canción imposible de cantar

Ma-i-a hi, Ma-i-a hu, Ma-i-a ho, Ma-i-a ha-ha... La canción del verano no tiene un idioma propio, y en 2004 los españoles intentábamos cantar en rumano. Sí, intentábamos, porque a ver quién era el guapo que era capaz de decir algo así: «Vrei sa pleci dar nu ma, nu ma iei. Nu ma, nu ma iei, nu ma, nu ma, nu ma iei. Chipul tau si dragostea din tei». Más allá del numa numa iei, era algo imposible.

Los culpables de este trabalenguas, llamado Dragostea DinTei, fue O-Zone, un trío que arrasó con este tema por toda Europa pero que desapareció apenas un año más tarde.

Dan Balan, Arsenie Todiras y Radu Sârbu lanzaron la canción en 2003 en su Moldavia natal. Tardaría un año en expandirse, pero lo hizo. Y de qué manera. No había bar o discoteca en todo el Viejo Continente en el que no sonara aquel pegadizo ritmo de los Cárpatos que hizo sombra a los sonidos latinos para coronarse como el tema, no solo del verano, sino de todo el año, convirtiéndose en una de las canciones más vendidas en 2004 en toda Europa.

Su éxito fue tal, que en Italia llegaron a sacar un tema similar que fue acusado de plagio.

España trataba de esos meses de recuperarse aún del atentado más salvaje vivido en suelo patrio, las bombas que el 11 de marzo de ese año acabaron con las vidas de 193 personas. Era época de cambio, pues apenas unos días después se alzaba con el triunfo un casi desconocido José Luis Rodríguez Zapatero, quien se estrenaba junto a Mariano Rajoy en una pugna por el Gobierno. Pero había cosas que no variaban: a los españoles nos tocaba otra vez olvidar un nuevo fiasco en una Eurocopa -esta vez la selección de Iñaki Sáez no pasó de la primera ronda, quedando tercera de grupo con un decepcionante papel ante Rusia, Grecia y Portugal-.

El Dragostea DinTei fue un baile perfecto para desconectar, pero aún más lo fue la parodia que hicieron poco después Los Morancos, que ha quedado grabado en el imaginario de mucha gente cuando oye sonar la versión original. «Fiesta, fiesta y pluma pluma gay» es, sin duda, un estribillo mucho más pegadizo -y fácil- que el imposible «Vrei sa pleci dar...», y, al igual que sucedió con O-Zone, se convirtió en el tema estrella del dúo sevillano.

Mix de estilos

Pero aquel 2004 fue, además del año del numa numaiei, el otros temazos en idioma extranjero. Aquel «Unos, dos, tres, catorce» entonado por U2 en Vertigo, ese estridente Del Pita del de Orleya o el pegadizo «Tê tê tê, tetetê tetê, tê tê tê tetê tetetê... Samba da Bahia» de Carlinhos Brown y su Mariacapirinha compitieron con los ritmos latinos de Aventura, la banda en la que comenzó Romeo Santos y que deslumbró con su oda contra los celos y las relaciones malsanas -Obsesión-.

Hacía apenas dos años que David Bisbal había comenzado su carrera y ya ocupaba nuevamente el verano con su Bulería, en el que su camisa era blanca, no negra como la de Juanes y su apuesta de 2004. 

Melendi fue el encargado de cerrar el tiempo estival con su Con la luna llena, el tema elegido como sintonía de la Vuelta a España de ese año y con el que el asturiano comenzó a despuntar. Casi a la vez que O-Zone inició su desaparición.