Las solicitudes para escuelas infantiles doblan las vacantes

Manuela Lillo
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Estos centros destacan la alta demanda que tienen tras un curso que ha ido «mucho mejor de lo esperado», mientras que los privados lamentan la ausencia de ayudas

Las solicitudes para escuelas infantiles doblan las vacantes - Foto: Tomás Fernández de Moya

Las solicitudes para inscribir a menores en las escuelas infantiles públicas de la capital doblaron las plazas disponibles de cara al curso que viene, una cifra que demuestra la alta demanda que tienen estos centros y que vienen a normalizar las peticiones después de que el año pasado, en el que también tuvieron un gran tirón, se registraran finalmente renuncias por el miedo al COVID-19 y al cambio en la situación laboral de muchos progenitores.

Para el curso que viene, las cuatro escuelas infantiles públicas de la capital suman una oferta de plazas vacantes de 197, mientras que las solicitudes que han recibido se elevan a 395, el doble. En cuanto a las escuelas infantiles de la Junta, la de Alfonso X ‘El Sabio’ ofrece 72 plazas y ha registrado 104 peticiones, mientras que la Escuela Infantil ‘El Lirio’, con 18 vacantes, ha contado con 80 inscripciones de padres para menores de tres años. La capital también tiene una escuela infantil que depende de la Diputación, La Flauta Mágica, que para sus 90 vacantes ha recibido 180 solicitudes, y otra de titularidad municipal, la de La Granja, que de momento dispone de 17 plazas y 31 peticiones, aunque podría incrementar en 10 sus vacantes si se levanta la restricción del 75% del aforo, indicaron desde la Concejalía de Acción Social. 

En todos los centros se ha cerrado ya el periodo de solicitud, aunque en las escuelas de la Junta y del Ayuntamiento hay plazo aún para reclamaciones y el listado definitivo de admitidos no se dará a conocer hasta el 17 de junio en el caso de las de gestión autonómica, y el 25 de junio en la municipal. 

Por lo que respecta al presente curso que llega a su fin, las escuelas infantiles públicas coincidieron en señalar a La Tribuna que se ha desarrollado «mucho mejor de lo esperado», pues el COVID apenas ha tenido incidencia en los centros. «No he tenido que cerrar ningún aula», destacó Juan Gómez, director de El Lirio. Asimismo, la directora de la Escuela Infantil Alfonso X ‘El Sabio’, Elena Alcocer, recordó que al principio «había miedo de que nos cerraran antes de empezar», algo que finalmente no ocurrió y han podido desarrollar el curso con normalidad. Lo que sí hubo al inicio fueron renuncias de padres, de manera que se  agotaron la lista de espera, «lo que nunca había pasado», comentó Alcocer.

La ‘normalidad’ con la que finaliza el curso ha sido posible gracias a las medidas antiCOVID que se implantaron, con las aulas burbuja, uso de mascarilla por el personal de los centros y la prohibición de acceso de padres y madres al interior, unas medidas que desde la escuela infantil de la Diputación insistieron que se han seguido «a rajatabla», comentó su directora, Mercedes Gómez, quien insistió en que las seguirán desarrollando durante todo lo que resta de curso. 

Estos centros públicos cuentan con precios económicos, con un máximo de 180 euros al mes la del Ayuntamiento y las de la Junta, aunque «muchas familias no pagan nada» porque se aplica la cuota en razón de la renta para familias con menos recursos o familias de colectivos en riesgo de exclusión, y un máximo de 211 euros al mes en la de la Diputación. 

Escuelas privadas.

El escenario es muy diferente para las escuelas infantiles privadas, donde se señaló «la reducción tremenda del número de alumnos» de este año debido a la pandemia, con «muchos padres haciendo teletrabajo y otros en ERTE». Del mismo modo, el sector privado de las escuelas infantiles lamentaron la ausencia de ayudas para este sector. «No hemos tenido ningún tipo de subvención», afirmó a este diario Francisco Miguel González, presidente de la Federación de Centros Privados de Educación Infantil de Castilla-La Mancha, quien recordó que sólo se sustentan con las cuotas de los padres, y que, además, han tenido que hacer frente al incremento de los costes de adaptarse al COVID, como un mayor gasto en calefacción para contrarrestar la ventilación para evitar contagios.