Volver a mirar la ilusión de frente

Nieves Sánchez
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Vendedores de la ONCE, como Noelia y José Luis, regresan a las calles y kioscos para repartir la suerte que se quedó varada hace tres meses

Volver a mirar la ilusión de frente - Foto: Pablo Lorente

Noelia se ha pasado el confinamiento cantando, poniendo todos sus sentidos y su talento al servicio de la comunidad y de un mundo que ella contempla de forma parcial desde que nació. «Me gusta cantar y canto desde muy pequeñita, así que como no he podido trabajar pues cada día colgaba una canción en mis redes, por el Día de la Madre o para los niños con autismo, hasta el punto de que  la gente me hacía peticiones». Los ojos, la mirada y la sonrisa de esta joven vendedora de la ONCE de 31 años, con una discapacidad visual del 70%, son la verdadera imagen de la ilusión que estos días ha regresado a cada uno de los rincones de Ciudad Real.

Plegaron sus tiras de cupones hace más de tres meses, guardaron sus chalecos amarillos y verdes , cerraron sus kioscos y dejaron de repartir la suerte entres sus clientes.

Con la entrada de la provincia en la fase 3 de la desescalada, vendedores de la ONCE como Noelia Fernández han regresado a sus puestos y los ciudadanos vuelven a mirar la ilusión de frente. «Echaba de menos volver al trabajo, saludar a mis clientes, vender, ha sido mucho tiempo».

Volver a mirar la ilusión de frenteVolver a mirar la ilusión de frente - Foto: Pablo LorenteEsta joven, natural de Los Cortijos, está afiliada a la organización desde los 3 años y vende cupones en la capital desde hace uno, una tarea que realiza diariamente sin un sitio fijo. El martes estaba en la esquina de la plaza Mayor con la calle Carlos Vázquez y un día antes en uno de los kioscos a la espalda del Ayuntamiento.

«Dos cupones para hoy», le pide una señora. «Mucha suerte», dice ella alegremente, con mascarilla y visera, manteniendo las nuevas distancias, controlando las nuevas maneras de un trabajo que se desarrolla de tú a tú, cara a cara. Una estampa y un sonido que hacía demasiado tiempo que había desaparecido.

«Como la mayoría de la gente, al principio de todo esto lo pasamos un poco regular, pero yo intenté sacar algo positivo de esta situación y me puse a cantar en casa y a grabar cada día una canción para amenizar el confinamiento de los demás». Ha sido su particular manera de seguir  repartiendo ilusión entre la gente.

Volver a mirar la ilusión de frenteVolver a mirar la ilusión de frente - Foto: Pablo Lorentedesde hace 26 años. José Luis  Bermúdez se dedica a la venta de cupones de la ONCE desde hace 26 años, cuando un accidente cegó por completo y para siempre sus ojos y su visión del mundo. Lleva desde el año 1999 vendiendo en el kiosco de la calle General Aguilera con la plaza del Pilar  y antes de eso, en la esquina de enfrente.

«¡Después de tres meses ya está bien! Nunca en mi vida he estado tanto tiempo sin trabajar en la venta desde que empecé y se ha hecho largo», cuenta José Luis, que ha echado de menos a sus clientes, igual que ellos a él. «El lunes fue el primer día y se acercó mucha gente a comprar y agradecí volver a escucharlos».

Su regreso a la normalidad es como la del resto de la sociedad, pegado a una mascarilla, a un bote de gel hidroalcohólico y tras una pequeña mampara de cristal que la ONCE ha instalado en la abertura del kiosco, por donde los clientes piden y pagan los cupones. «Da miedo pero con sentido común y guardando las distancias, todo irá bien», dice.

Estos días es un goteo continuo de los compradores de siempre que ven el kiosco abierto y se están acercando a comprar y a saludar a su vendedor habitual.

José Luis ha llevado el confinamiento con «resignación y mucha paciencia», como mucha gente en un piso, junto a su mujer y sus dos hijos. «Ahora lo que toca es empezar a dar premios y volver a repartir suerte». Volver a mirar la ilusión de frente.