El sector del vino vira hacia la autorregulación

I.Ballestero
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El Plan Estratégico del sector elaborado por la Administración regional y los actores vinícolas sitúa al consumidor en el centro de sus acciones y traza dos pilares fundamentales en los que sostener el puente futuro: Ley del Vino e Interprofesional

El sector del vino vira hacia la autorregulación - Foto: Pablo Lorente

El sector del vino vira hacia la autorregulación
El sector del vino vira hacia la autorregulación - Foto: Pablo Lorente

El sector del vino de Castilla-La Mancha ya tiene sobre la mesa una hoja de ruta para dotarse de herramientas que deriven en su autorregulación. Es el Plan Estratégico del Vino que el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, presentó ayer en la sede del Iriaf en Tomelloso a los actores vinícolas regionales, a los que ofreció un «documento vivo» que ha sido «consensuado con todos» y que construye el puente del futuro en torno a dos pilares: la recuperación de una Ley de la Viña y el Vino en Castilla-La Mancha y la creación de una Interprofesional regional. A partir de esas dos figuras, agricultores, bodegas y cooperativas deberán articular, con el apoyo del Gobierno regional, las medidas necesarias para estabilizar el mercado y «garantizar el futuro del sector y de la región», aseguró Martínez Arroyo. Esas medidas concretas pasan, entre otras, por la vigilancia de la trazabilidad, la orientación de las producciones o el control y la regulación de los rendimientos por hectárea. Para desarrollar este mapa general concretando sus puntos cardinales, el consejero afirmó contar con «el compromiso de todos» y abogó por un cambio de óptica: el plan sitúa en el epicentro del mismo al consumidor y compromete al sector vinícola a orbitar en torno a las preferencias del mismo. «Manda el consumidor, y debemos acompasar nuestros movimientos a él», subrayó el consejero. Ese cambio de perspectiva tiene como máxima la búsqueda de la calidad. «Hacemos un vino excelente y hay que hacer un esfuerzo por seguir haciéndolo y por realizar trabajos para su promoción», indicó. Martínez Arroyo encabezó la presentación de esta hoja de ruta afirmando que el plan «busca, desde la calidad de nuestros vinos, adaptarnos a los deseos de los consumidores». Dos líneas de acción engloban este compromiso adquirido por los actores del sector del vino en la región. La primera, la recuperación de la Ley de la Viña y el Vino. «Se derogó por parte del anterior gobierno regional con el único objetivo de eliminar la cuota a la Fundación Tierra de Viñedos, porque querían acabar con ella», dijo Martínez Arroyo, que recordó que en la actualidad la fundación «realizar una campaña de promoción del vino de la región con 300.000 euros, y vamos a recuperar la ley». En esa intención engarzó el consejero de Agricultura la apuesta por la calidad, y apuntó ya algunas de las medidas puestas en marcha y que deberán consolidarse cuando germine el Plan Estratégico, como el control de la trazabilidad. La segunda de esas líneas de acción es la creación de una Interprofesional regional del vino. «La administración puede ayudar, pero es el sector el que debe autorregularse, y la Interprofesional es la mejor herramienta para hacerlo», indicó el consejero, que afirmó que son los propios productores e industriales «los que deben afrontar los problemas del sector del vino», para lo que reclamó que en esta figura «estén presentes todos los eslabones de la cadena». Martínez Arroyo citó como ejemplo la Interprofesional del conjunto del país o las que tienen las DO Manchuela, Mancha y Valdepeñas, «que regulan internamente su funcionamiento». Ésas son las líneas generales del Plan Estratégico del Vino, que el propio sector deberá convertir en medidas concretas que ayuden a su estabilidad y que eviten en la medida de lo posible la alta volatilidad que hoy día tienen los mercados vinícolas. Esas medidas concretas ya se apuntaron ayer durante la presentación de esta hoja de ruta, que reclama de todos los eslabones de la cadena la madurez suficiente para ponerla en práctica. El propio Martínez Arroyo citó algunas de esas medidas. En un sector que ya parece abonado al pago por calidad, el consejero fue más allá y apuntó al control de rendimientos, una de las labores que realizan las interprofesionales para estabilizar los mercados. Junto a ese control de rendimientos por hectárea está también la orientación de las producciones, en un doble sentido: por un lado, en la tierra, hacia las variedades más demandadas por el consumidor; por otro, en las bodegas y cooperativas, para la elaboración de productos. «El Gobierno regional ya ha priorizado algunas de esas medidas en sus ayudas públicas, como la integración comercial de bodegas y cooperativas o en la reestructuración del viñedo», hacia variedades con mejor salida en el mercado, además de con el control de la trazabilidad. «Estamos muy cerca del objetivo marcado de alcanzar en 2025 los 2.500 millones de facturación regional», recordó el consejero, que cree que la aplicación del plan estratégico haría que, desde la calidad, se alcanzara esa meta incluso antes. La teoría ya existe. Está en manos del sector que dé sus frutos.