Las despensas regionales suspenden en dieta mediterránea

I. Ballestero
-

Los castellano-manchegos están a la cabeza en el consumo de refresos y bollería y quedan por debajo de la media en aceite de oliva, frutas, legumbres y hortalizas

Las despensas regionales suspenden en productos de la dieta - Foto: Rueda Villaverde

«Nunca hemos sabido tanto ni nos hemos gastado tanto en comer, y estamos comiendo peor que nunca». Jesús Moreno, endocrino del Hospital General Universitario de Ciudad Real y profesor de la Facultad de Medicina de la UCLM, resume así el perfil que dibuja sobre la despensa de los castellano-manchegos el último Informe del Consumo Alimentario recogido por el Ministerio de Agricultura y consultado por este diario, que no deja los hábitos alimenticios de la región en muy buen lugar. De hecho, si se toma como modelo la dieta mediterránea, de la que el país hace bandera en todo el mundo, en Castilla-La Mancha queda mucho camino que recorrer para alcanzar una alimentación saludable, ya que la región está por debajo de la media en cuanto al consumo de grupos fundamentales de alimentos como el aceite de oliva, frutas, legumbres y hortalizas. En cambio, sí que aparece en los primeros puestos en el consumo de carne, y también está en la vanguardia, y esto preocupa más a los profesionales, en bollería, refrescos y cerveza. Y eso pese a ser una tierra productora de vino.

El informe del Ministerio traza unos hábitos de consumo que no son ajenos para Moreno, que pone sobre la mesa la realidad de la que hay que partir. «Dos de cada tres personas tiene problemas de peso en el país», dice, «pero en la región el panorama es incluso peor, porque uno de cada cinco adultos tiene problemas de obesidad, y uno de cada tres niños tiene problemas de sobrepeso». En el informe de Agricultura están algunas de las claves de esta realidad.

Castilla-La Mancha no aparece en los primeros puestos de ninguno de los rankings de consumo de los productos fundamentales de la dieta mediterránea. De hecho, es la penúltima en consumo de hortalizas frescas (48,55 kilos per cápita) sólo por delante de Asturias, hay que bajar hasta el décimo puesto para encontrarla en el listado de consumo de legumbres (3,12 kilos) y está en el puesto 14 en el consumo anual de aceite de oliva (2,94 litros), pese a ser una zona productora. Mejora algo en el pan, sexta, pero para encontrar a la región en los primeros puestos en lo que a consumo alimentario se refiere hay que buscar otros grupos de alimentos no tan saludables: es la cuarta del país con mayor consumo de cerveza (20,51 litros per cápita), la tercera en el consumo de bollería (6,39 kilos por habitante) y es potencia nacional, número uno indiscutible, en el grupo de las gaseosas y los refrescos. Cada castellano-manchego se bebe al año 51,68 litros de bebidas refrescantes, en buena parte hechas con azúcares, mientras que la media nacional no llega a los 40 litros. Ni siquiera allí donde podría destacar, que es en el consumo de vino, una zona eminentemente productora como la región aparece en los primeros puestos del ranking (es la decimotercera con 5,94 litros per cápita).

«Es llamativo que en los grupos de frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos estemos por debajo de la media nacional (2,64 kilos anuales por los 3,13 del conjunto del país, la tercera cifra regional más baja), sobre todo si tenemos en cuenta que en la región se produce mucho pistacho y también aceite de oliva», explica Moreno, que además de su labor médica y docente comparte su intención divulgativa en un blog sobre nutrición (nutritionaleducation.blogspot.com). De hecho, en la región «consumimos una tercera parte del volumen recomendado de legumbres al año, y también de frutas y hortalizas». Moreno, además, destaca una curiosidad del informe en lo que atañe a la región. «Cuando se habla de precocinados estamos por debajo de la media nacional, es decir, que no recurrimos mucho a ellos y cocinamos, pero los alimentos que cocinamos no son los que debería contener nuestra dieta».

Todo, en un estudio que puede verse muy influenciado por lo que llaman el ‘sesgo del observado’. «La encuesta se realiza en 12.500 familias que saben que están siendo analizadas, y eso siempre influye a la hora de moderar nuestros comportamientos». Aun así, un indicador también a reseñar es «que salimos a comer mucho, y eso es quizá parte de la dieta mediterránea, que es en la que se come compartiendo». Por último, el endocrino del Hospital General Universitario de Ciudad Real da algunos consejos para tratar de equilibrar la despensa hacia la dieta saludable. «Incrementar el consumo de los grandes grupos alimentarios que han demostrado un mayor beneficio en la salud: hortalizas, verduras, fruta, legumbres y frutos secos, en ese orden, y aceite de origen vegetal; reducir el consumo de bollería y productos ultraprocesados, reducir al mínimo el consumo y alcohol y moverse, porque nos preocupamos mucho de las comidas y mucha gente no da luego un solo paso».