«Muchos trabajos imprescindibles no son los mejor pagados»

Luis J. Gómez
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El presidente de la Red de Lucha contra la Pobreza en Europa apunta que «el ingreso mínimo vital no va a sacar a nadie de la pobreza, pero sí puede hacer que la pobreza severa se reduzca sustancialmente»

«Muchos trabajos imprescindibles no son los mejor pagados» - Foto: Yolanda Lancha

Son años los que lleva Carlos Susías pidiendo un sistema de rentas mínimas. Solo hay que consultar la hemeroteca de entrevistas en La Tribuna. En 2016 apuntaba que había 19 sistemas de rentas: «uno por cada comunidad, otro para Ceuta y Melilla y otro a nivel estatal. Entre ellos no se hablan, no son portables». Un año después, cuando fue elegido presidente de la Red de Lucha contra la Pobreza en Europa, insistía en que «se necesita un buen sistema de rentas mínimas que permita vivir a la sociedad por la parte de abajo». En 2018 apostilló que teníamos «un sistema que la UE nos lleva diciendo cuatro o cinco años que es un carajal». Y en 2019 negaba que las rentas mínimas desincentivasen la búsqueda de trabajo: «Cuando más sólido es el sistema, antes lo abandonas». En 2020 La Tribuna vuelve a contactar con él en la misma semana en la que ya está ya en el BOE lo que llevaba años pidiendo.

El ingreso mínimo vital ya está especificado en el Boletín Oficial del Estado. De lo que ha leído, ¿qué le ha gustado y qué lagunas quedan?

Lo primero y más importante es que por fin tenemos un sistema de renta mínimas de ámbito estatal. Teníamos los 19 territoriales, pero no uno estatal. La rentas mínimas de las comunidades autónomas pasan a ser complementarias, lo cual va a mejorar la situación de muchas personas. No va a sacar a nadie de la pobreza, pero sí puede hacer que se reduzca muy sustancialmente la pobreza severa, porque el nivel de cobertura va a ser mucho más grande que el que tenían las comunidades. Antes estaba en el 15%, pero con esto se puede llegar a más del 85% de la pobreza severa. Depende de la Seguridad Social, así que no es una política de servicios sociales, es una política de renta. Se ha establecido un mecanismo  de derecho subjetivo para que todas las personas que cumplan las condiciones puedan acceder a él. Y se desburocratiza mucho el sistema.

Algunas lagunas que quedan por resolver son el acceso de los menores tutelados entre 18 y 23 años sin ningún tipo de protección, que el reglamento podría acentuarlo. O temas de ámbito más complicado de personas sin hogar. Y todas las personas en situación irregular que no entran en este ámbito, pero sus hijos sí son españoles. Son elementos que habrá que ver cómo resolver.

¿Y qué tienen que hacer las comunidades autónomas?

Todas tienen que redefinir sus ingresos mínimos. Estamos pidiendo que esos recursos se sigan utilizando para complementar el ingreso mínimo o para medidas complementarias para personas que no tienen ingresos mínimos. Dos elementos que son especialmente importantes es que se rompe con cierta tradición extraña de los sistemas de renta con algunas comunidades autónomas y es que es compatible con otras prestaciones, con lo que se abunda en la mejora de la situación de las personas con cierto empleo y  que no tenga que quedarse agarrado al sistema de rentas mínimas. Permite un itinerario de inserción. Eso va a implicar un esfuerzo muy importante para las comunidades autónomas y para eso hay que dotar  de recursos porque ahora va a ser muchísima gente la que va a tener derecho a esos itinerarios de inserción.

¿Qué camino elegirá Castilla-La Mancha? Page ha apostado más estos años por una política de planes de empleo.

El ingreso mínimo vital es muchísimo más de lo que teníamos, con un nivel de cobertura muchísimo más alto. Puede llegar a estar por encima de la transferencia de los 150 o 170 millones al año y actualmente nos estábamos gastando unos 15 millones.

En los temas de  planes de inserción, hay que tener en cuenta la configuración d e la pobreza. En estos momentos, de la población en situación severa, un 30% tiene empleo, un 32% no lo tiene y más de un treinta tantos no tiene posibilidades de trabajar por sus condiciones personales y demás. Cuando hablamos de empleo, estamos hablando de ese  32%, porque al otro 30% no hay que darles empleo, lo que tiene que tener es un empleo de mayor intensidad o de calidad. Los planes de empleo en Castilla-La Mancha han funcionado como sustitutivo de las rentas mínimas. Ha sido la estrategia que se ha tenido y ha sido positivo. Esto no era una estrategia de empleo, sino una estrategia de renta.

El actual sistema que viene del Estado viene sin ninguna condicionalidad de planes de inserción, pero la comunidad autónoma sí lo va a poder hacer. Para ello la UE nos permite recuperar fondos que habían quedado ya anulados. Tenemos una oportunidad muy grande en Castilla-La Mancha.

¿Las compatibilidades del ingreso mínimo vital harán que no se desincentive a quien pueda encontrar un trabajo?

Hay que tener en cuenta que se ha tenido en cuenta experiencias que ya se conocen, sobre todo en el País Vasco y Navarra, que tienen los niveles de desempleo y pobreza más bajos de España y el sistema de rentas mínimas más alto. En el País Vasco el nivel de cobertura alcanza el 98,5% de la población que lo necesita. Es la política más generosa de toda España y, sin embargo, es donde hay menos desempleo. No hay esa correlación. En el navarro también se ha hecho más tarde y con este tipo de criterios con los que se incentiva que se vaya abandonando el sistema de prestaciones y vayan entrando en el empleo. Pero los empleos tienen que ser de verdad y no pretender que la gente trabaje de cualquier cosa por desesperación.

Cuando se vean los resultados, se va a ver que es positivo. Con la crisis ha sido extremadamente visible la necesidad de dar apoyo a las personas. Al ver las colas para recoger alimentos de muchas familias que entraron en el confinamiento con niveles modestos, te das cuenta de que esto no es un sistema para uno de los países más ricos del mundo. Lo que estamos haciendo en España es algo que tienen la inmensa mayoría de los países europeos desde hace mucho tiempo. Lo  que teníamos era un débil sistema con una yincana en cada comunidad. Y cuando más falta hacía se recortaba y se dificultaba el acceso.

Cuando las cosas se ponen difíciles, en Bruselas vuelven los debates entre países del norte y del sur.Pero por otro lado, al final va a haber inyección de dinero... ¿Cómo se está comportando la UE?

Parece que en la Unión Europea hemos aprendido de lo que se hizo en la crisis 2008 y que no se tenía que haber hecho de esa manera. La política de austeridad ha quedado arramplada.  Todo el mundo entiende que lo que tenemos que hacer ahora es gastar y gastar todo lo que se pueda para sostener a las empresas, a los autónomos, a los principales servicios públicos y a las personas. Cuando hablo de sostener a las empresas es para que sostengan a los trabajadores. Con las políticas de austeridad, algunos países salieron con un superávit importante y otros con deudas voluminosas. Nuestro músculo estaba un tanto debilitado y ha venido otra crisis. Todos han respondido de la misma manera, pero no en la misma cuantía.  Dinamarca, Holanda, Alemania pueden dedicar un gran nivel de recursos y España, Grecia o Italia lo tienen más complicado.

La Unión Europea está  preocupada de que se tomen medidas de protección a las personas, cosa que en la anterior crisis ni mencionó. Los más reacios discuten por si se van a hacer transferencias directas o préstamos, pero parece que va a haber un acuerdo de que se van a hacer transferencias y préstamos con carácter muy bajo. Creo que se está yendo algo lento, pero en la buena dirección. Nos gustaría que fuese mucho más intenso en los fondos que se van a dedicar, pero puede ser un impulso muy importante y España va a ser uno de los países que va a recibir un apoyo muy importante de la Unión Europea.

¿Dónde hay que enfocarse en Castilla-La Mancha para salir de la crisis que se avecina?

Una economía vinculada a los cuidados es necesaria, el impulso a la economía verde, el desarrollo comunitario, la economía circular, la economía social, la reducción de la brecha digital, que permite que desaparezcan diferencias de conexión entre el ámbito rural y urbano...  Estos elementos en el ámbito rural y semiurbano generan desarrollo. Y no vender cosas que no son reales. Hay que plantear la necesidad de repoblar el ámbito rural y no se puede decir que se van a tener las mismas condiciones de vida que en el ámbito urbano. Se tiene que ver que se puede elegir entra una opción y otra sin que suponga una merma de calidad de vida.

Todo lo que se pueda hacer de reindustrialización será útil para sectores estratégicos. La globalización no va a desaparecer, pero sí tenemos claro que determinados países han de tener determinados tipos de industria que, en caso de cierre de fronteras, les permita sobrevivir. La reconstrucción no es volver a lo que teníamos antes de la pandemia. Significa invertir más en sectores de mayor valor añadido.

Calcula que del ingreso mínimo vital vendrán a la región 150-170 millones al año. Eso es casi tanto como lo comprometido en el Plan de Reconstrucción del Gobierno regional con sindicatos y empresarios para este año. ¿No se queda corto para un objetivo tan grande como es la recuperación de esta crisis?

Ese es el esfuerzo que puede hacer la comunidad, pero le va a venir dinero de todos los planes de protección del Estado, de avales para las  empresas, etc. Lo que está aportando el Gobierno de Castilla-La Mancha es a más a más. El que está haciendo una descarga impresionante de recursos es el Gobierno central, que se está endeudando. Esto lo vamos a pagar algo nosotros, nuestros hijos mucho y ya veremos si lo terminan de pagar nuestros nietos.

¿La reforma laboral hay que derogarla, hay que retocarla o dejarla como está?

Cuando hablamos de reforma laboral, estamos hablando de un conjunto de normas que se tomaron en el Gobierno de Rajoy y en el de Zapatero. Posiblemente no tenemos que mirar tanto lo que quitamos, sino a ver cómo tenemos una construcción clara de las relaciones laborales, hay que retornar a los derechos laborales, a una negociación colectiva reforzada, seguir trabajando en subir el salario mínimo... No podemos tener trabajadores pobres, que trabajando el 100% de su jornada, con lo que ganan siguen en el umbral de la pobreza. No soy especialista en cuestiones laborales, pero estas reformas laborales deterioraron mucho nuestro mercado de trabajo. Y en la reforma fiscal habría que ir pensando que los ingresos del Estado vengan más por la renta del capital y no se desincentiven las rentas de trabajo.  

A la vez que se disparó el paro en el confinamiento, el sector agrario demandaba temporeros para las campañas e incluso pedía que se dejase entrar a extranjeros. ¿Qué ocurre?

Sería estupendo sentar a unos cuantos de los decisores para que hablasen a cara descubierta de lo que está pasando, de por qué la gente tiene esa reticencia de ir a trabajar al campo. Nos tiene que hacer pensar. Muchos de los trabajadores imprescindibles no son de los mejor pagados. A lo mejor hay que pagar mejora esos trabajadores imprescindibles y no pagar tanto a algunos que se consideran que tienen que ganar mucho y a lo mejor no son tan imprescindibles. Habrá que pensar el sistema de recompensa por el trabajo realizado.