El presidente de Fecir, Carlos Marín, señaló que desde que comenzó la crisis energética, en la provincia se trabaja en evitar que las fluctuaciones del mercado afecten al precio del producto final, muchas veces pactado de antemano. Esto ha supuesto un cambio en la contratación de los suministros, tratando de fijar un coste, más o menos fijo, para los próximos años. 

Como ejemplo, las cámaras frigoríficas, recordó Marín, son claves para el sector agroalimentario, que debe valorar el coste de mantenerlas, algo difícil cuando triplican o cuadruplican la luz. «Estoy oyendo que hay grandes empresas que están firmando contratos de luz a largo plazo para acabar con la incertidumbre». Lo que hacen es negociar con empresas especializadas o realizar estudios junto a consultorías y «clarificar el coste», para aplicarlo a la producción. «Si tienes una empresa de alimentación, te suben los costes y si tienes que subir el precio, tendrás que avisar antes a tus compradores», señaló. Con ese control del coste de la luz a futuro se puede hacer una planificación para los intermediarios.

Marín indicó que hay un segundo aspecto en el incremento de la luz y es que llega en un momento de expansión, con un aumento de la producción en algunos sectores. «Si empiezas a vender y a crecer, aunque preveas invertir en placas solares éstas se pueden quedar pequeñas y luego hay que ir al mercado eléctrico a comprar». Se trata de un segundo aspecto de incertidumbre, ante las dificultades para decidir cuántas placas son necesarias o si en caso de instalar más de las necesarias se podrá volcar a la red el suministro que no sea necesario en un momento determinado.

Por su parte, desde CCOO Industria apuntaron a que no se esperan paros o despidos en ninguna de las grandes empresas y recordaron que varias de las más punteras son eléctricas o tienen participación en las eléctricas, como Repsol o Vestas. «A día de hoy el empleo no corre riesgo», dijo el secretario de CCOO Industria, David Vera, quien expuso que la repercusión del coste de la luz podría afectar al precio, ya que la alimentación no puede frenar la producción por el incremento de un suministro. «Las empresas tendrán que incrementar el producto final porque sus costes de producción son mayores», concluyó.