Convencida de que el acusado la drogó e "hizo lo que quiso"

Pilar Muñoz
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El procesado lo niega, pero la denunciante mantiene que abusó de ella al acercarse a él en un bar al confundirle con un subsahariano de la ONG en la que trabaja

Convencida de que el acusado la drogó e "hizo lo que quiso" - Foto: Tomás Fernández de Moya

Se acercó a un hombre de origen subsahariano creyendo que era un migrante que había pasado por la ONG donde trabajaba, él la invitó a una cerveza, luego «me puso otra en la mano» y cuando salió del bar se encaminó a la parada de taxi de la calle Mata para regresar a su casa. Él la siguió, se subió al taxi que les llevó hasta un hotel donde abusó de ella, según ha mantenido la denunciante en la Audiencia de Ciudad Real tras aseverar: «Estoy convencida de que me drogó e hizo conmigo lo que quiso». 

La fiscal pide para el acusado, Pape N., de 42 años, una pena de cinco años de cárcel,  que será sustituida por su expulsión  del territorio español, al que no podrá regresar en un plazo de ocho años.

La abogada María Rico, que ejerce la acusación particular, solicita una pena mayor: siete años de cárcel y cumplir la mitad en España.

De su lado, el letrado Juan Manuel Lumbreras pide la absolución  al sostener que su cliente es inocente. Pape N. declaró ayer ante el Tribunal que las relaciones fueron  «consentidas», que en ningún momento abusó de la joven y menos aún la drogó.  Aseguró que el taxista y el recepcionista del hotel son testigos. Hoy subirán al estrado para declarar sobre los hechos denunciados  en diciembre de 2018. Según la versión del acusado, tras tomar unas cervezas en un bar del Torreón, se fueron en un taxi al hotel donde él estaba hospedado. Dijo que tras pasar la noche juntos, bajaron al bar del hotel a desayunar. También que por la noche llamó la hermana de la denunciante a través del teléfono móvil y que ella le dijo que estaba en su  casa. 

Sin embargo, ella afirmó que le echó algo en la bebida que anuló su voluntad. Dijo que el acusado estuvo «orbitando dentro y fuera del bar» y que cuando se fue la siguió hasta la parada de taxi.  «Ya en el bar me sentí soñolienta y en el taxi ya no era consciente». Según su relato, de pronto «me encontré en la cama del hotel y él estaba intentado sacarme el vestido». Declaró que perdió la conciencia varias veces y cuando se despertó fue al cuarto de baño a lavarse tras intuir lo que había pasado. 

Cuando denunció los hechos omitió el color de la piel del acusado «porque no pensaba con mucha claridad y porque quería proteger a las personas con las que trabajo, que no se estigmatizara a los subsaharianos». No fue al hospital «porque sólo quería llegar a mi casa y refugiarme». Más tarde sí fue con una amiga.  

El abogado del acusado le preguntó «¿por qué le dijo sin preservativo no, eso implicaría que con él si? Estaba fuera de mí, pero no quería tener relaciones sexuales con él», respondió. Tampoco recordó haber fumado un porro en la habitación. 

En el juicio testificó el instructor del atestado, quien dijo que la joven declaró que no quiso ser cortante para que no se sintiera despreciado y que el acusado se tomó unas licencias que ella no le dio. El procesado permaneció en el banquillo en aparente actitud relajada, con los brazos abiertos sobre el respaldo.