La antigua N-IV como atractivo turístico

Ana Pobes
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Tres profesores de la Escuela de Caminos recogen en una muestra fotográfica carreteras históricas de España y de la provincia que pueden convertirse en foco de atracción turística

La antigua N-IV como atractivo turístico - Foto: Tomás Fernández de Moya

Tramos abandonados de carreteras que en su día fueron en importantes, hitos kilométricos, puentes, vallas, ventas, y un largo etcétera forman un conjunto «a escala territorial, olvidado en muchas ocasiones», y que ahora se recoge en una exposición que puede contemplarse hasta el 14 de diciembre en el Aula Cultural Universidad Abierta, en la calle Libertad, bajo el título Más allá del puente. Carreteras, historia y patrimonio. Una muestra de fotografías que es fruto de diez años de trabajo en los que José María Coronado, Rita Ruiz y Javier Rodríguez, profesores de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos de Ciudad Real, han recorrido los lugares más insólitos atraídos por esas carreteras históricas.

Rico patrimonio que se esconde en diferentes lugares y que «no se ha sabido valorar», por lo que ahora llega la oportunidad de convertirlo en «un atractivo turístico de la España vaciada, donde se encuentra la mayoría de estas carreteras abandonadas», comenta Coronado minutos antes de la inauguración de la exposición, formada por unas 40 imágenes y diferentes elementos como libros o mapas.

Cientos de kilómetros recorridos para contemplar estas carreteras históricas como, por ejemplo, el tramo del camino real de Santander que «está tal y como se quedó en 1850» o el puente realizado en el año 1780 por el ingeniero francés Carlos Lemaur de acceso a Andalucía y que «durante muchos años fue parte del paso a Despeñaperros». Pero la provincia de Ciudad Real también tiene sus carreteras históricas. Coronado destaca algunas de ellas como la N-IV, «muy transformada al estar la autovía A-4 literalmente encima pero que en las travesías de los pueblos quedan aún elementos del trazado antiguo como un puente al sur de Valdepeñas o el adoquinado de los años veinte que tiene la travesía de Santa Cruz de Mudela, así como algún mojón kilométrico». Por todo ello, ve en la N-IV un futuro atractivo turístico desde Madrid hasta Cádiz con el que se promocionase este viaje en el cual «vas saliéndote de la autovía cuando procede para ver una venta, un pueblo, un puente, una travesía...». Y la idea no es descabellada, pues son muchos los lugares del mundo que utilizan este tipo de carreteras como reclamo turístico, es el caso, por ejemplo, de la Ruta 66, en Estados Unidos o incluso también en España. Aquí, en Aragón y Extremadura se está empezando a señalizar carreteras paisajísticas o interesantes, puntualiza.

La vieja Nacional es el caso más singular de la provincia, aunque Coronado destaca también aquellas situadas por el Valle de Alcudia debido a «sus elementos y el entorno por el que atraviesa».

Pero encima de la mesa, otros muchos proyectos. Entre ellos, un convenio firmado con el Ministerio para realizar un estudio de las carreteras del Ministerio, por lo que «pensamos seguir trabajando en todas estas carreteras».