No tiene el Castillo de Santa Catalina ni el Lagarto de la Magdalena, pero para Jaén Ciudad Real es, de alguna manera, su segunda casa. Y todo ello gracias al fútbol sala, un deporte que mueve pasiones en la ciudad andaluza, como así quedó demostrado durante este fin de semana con motivo de la disputa en el Quijote Arena de esta Soliss ‘Final Four’ de la Copa del Rey.
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Las gradas se volvieron a teñir de amarillo para espolear a un equipo que en el coliseo manchego levantó su primer gran título, la Copa de España de 2015. En Ciudad Real se queda una pequeña parte del corazón de una afición ejemplar, que acarició otra gran alegría pero que tuvo que rendirse ante el Barça, club cuya sección de balonmano también claudicó muchas veces en esa pista hace no tantos años.