El vino, foco de riqueza

A. Criado / A. Pobes
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La historia de Valdepeñas es la crónica de sus viñedos y sus vinos, un sector del que viven más de 2.400 familias de forma directa. Y en ella se asientan importantes bodegas, como Félix Solís Avantis, que cerró 2018 con 320 millones de facturación.

Una bodega de Valdepeñas. - Foto: Pablo Lorente

Valdepeñas no es nada sin el vino, y el vino no es nada sin Valdepeñas. La tradición de este municipio es la historia de sus viñedos, de sus frutos y de sus vinos. Una leyenda escrita con pasión por gente dedicada al cultivo de la vid desde tiempos ancestrales y donde la llanura manchega ofrece bellos paisajes de viñedo que se extienden en una superficie de más de 24.000 hectáreas.

El vino es el principal motor económico de una población de algo más de 30.000 habitantes, de los que muchos viven por y para la viticultura de forma directa o indirecta. Para empezar, el vino es la manutención de 2.400 familias que esperan con anhelo los meses de vendimia, época en la que la recolección de la uva da para poder vivir el resto del año. Cecilio Moreno lo sabe bien, y reconoce que «hay gente que vive solo de ello». Con tan solo 29 años se dedica en cuerpo y alma a la vid, uno de los principales sustentos de su familia. El amor por la agricultura le ha llevado a ostentar la presidencia de Asaja en Valdepeñas, donde hay asociados más de 200 personas. Todos, por cierto, con viñas. Junto a ellos están los que trabajan en la cooperativa y en la veintena de bodegas instaladas en el municipio, entre ellas, Félix Solís Avantis, empresa familiar radicada en la localidad desde hace casi medio siglo años y líder en el sector vinícola internacional con presencia en más de 110 países. Es la bodega familiar de España donde más uva se recolecta, con capacidad para 7,5 millones de kilos al día con posibilidades de vinificación de 175 millones de kilos de uva. Los datos hablan por sí solos: cuenta con una plantilla de más de 450 empleados y genera más de 5.000 puestos indirectos. Con 495 hectáreas inscritas, su volumen de producción y facturación, al cierre del ejercicio de 2018, se elevaron a 300 millones de litros y 320 millones de euros, respectivamente, gracias a su presencia en siete de las denominaciones de origen de España.

Otra de las multinacionales instaladas es J. García Carrión. La empresa creció hasta ser en los años 2000 la compañía con mayor número de ventas en los mercados de vinos y zumos en España, la primera bodega de Europa y la quinta del mundo, así como la segunda marca de zumos del viejo continente. Su actividad comercial llega a 145 países de los cinco continentes y José García-Carrión, fundador del grupo empresarial en 1890, es propietario de 19 marcas de vinos. En 2008, la Familia García Carrión adquirió Bodega Los Llanos, instalada en el municipio con capacidad de envasado de 100 millones de litros y de elaboración de 60 millones de kilos de uva. Está equipada con las técnicas enológicas más avanzadas para poder elaborar, criar y embotellar vinos de alta calidad.

El vino y Valdepeñas están asociados desde tiempos inmemoriales y a su vez la historia de esta unión es la historia de una de las denominaciones de origen más antiguas, reconocida en 1932, y más conocida por los españoles. Los Vinos de la Denominación de Origen Valdepeñas expresan la personalidad de una región única, donde el clima registra temperaturas extremas y la tierra contiene unas propiedades especialmente favorables para el desarrollo del cultivo de viñedo de calidad. Aquí se asienta una de las instituciones vitivinícolas más importantes, y donde el 95 por ciento del viñedo total existente en la zona de producción está protegido por la Denominación de Origen de Valdepeñas, distribuyéndose su cultivo en una proporción del 48 por ciento de varietales de uva tinta y el resto, de uva blanca.

La simbiosis que existe entre los ciudadanos de esta zona con el vino y su amor al viñedo sólo se entiende si se hace un repaso histórico en el que se observa que siempre uno ha formado parte del otro. Valdepeñas no se concibe sin el vino. Sin vino, Valdepeñas formaría parte de la ya conocida España ‘vaciada’. «Es el principal motor económico de la localidad, y en el caso de desaparecer, miles de familias tendrían que buscarse la vida fuera. Las bodegas cerrarían, y sería una auténtica catástrofe no solo para la localidad sino también para la comarca, ya que Valdepeñas es cabecera de comarca y mantiene a muchos pequeños pueblos que, pese a todo y por desgracia, están despoblándose», apunta Moreno.

Este agricultor es la tercera generación de una familia que ha sabido conservar la esencia de la vid, cultivada por sus antepasados. Un relevo generacional que busca en el campo y en los viñedos un modo de vida en el que «se echan muchas horas en un oficio muy sacrificado» pero que también tiene sus recompensas. Junto al esfuerzo de los bodegueros «se ha logrado mejorar su calidad, y vender vinos por todo el mundo. Se están haciendo muy buenos», insiste.

Un pasado entre viñas. Para comprobar que Valdepeñas es tierra vitivinícola no hay más que recorrer sus calles. La cultura del vino impregna todos los rincones de una ciudad que está orgullosa de un pasado forjado entre viñas, de tradiciones y costumbres que se mantienen en el presente y de un patrimonio industrial restaurado del que disfrutarán también las próximas generaciones. Su Museo del Vino ofrece información sobre la historia y el marco de plantación de la Denominación de Origen Valdepeñas y los diez municipios que la integran, donde se suman unas 30.000 hectáreas. En la actualidad y desde su inauguración en 1999, el del Valdepeñas es el único museo de este tipo existente en el conjunto de Castilla-La Mancha, tal y como subraya el concejal de Cultura valdepeñero, Manuel López.

El Museo del Vino se alza sobre la antigua bodega de Leocadio Morales, fechada en 1901, una de las que más intensamente vivió el auge comercializador y exportador de los vinos de Valdepeñas a comienzos del siglo pasado. Viejos espacios que hablan de la relación perenne de la ciudad con el vino. En agosto de 2013, Valdepeñas recuperó parte de su historia vinícola con la rehabilitación de la antigua bodega Los Llanos, fundada en 1875 y convertida en otro espacio museístico. Cuenta con una de las cuevas más antiguas de la ciudad, que el Ayuntamiento reformó con fondos propios e inauguró en 2015. El equipo de Gobierno de Jesús Martín también impulsó la compra de los terrenos de las Bodegas A7 para convertirlas en una plaza pública de 2.400 metros cuadrados y un espacio dedicado a la cultura. El proyecto mantiene la Nave de los Versos, que es la que da el nivel histórico de este edificio.

Iniciativas que unidas a las cada vez más concurridas Fiestas del Vino y su monumental Puerta del Vino «vienen a preservar para las generaciones futuras el patrimonio vitivinícola heredado de los antepasados de la ciudad». En esa carrera por mantener viva la relación de Valdepeñas con el vino también se suman las propias bodegas, que apuestan en los últimos años en dar un impulso decidido al enoturismo y la Ruta del Vino de Valdepeñas, certificada hace tan solo unos meses en las Rutas del Vino de España, de la que ya forman parte varios ayuntamientos y empresas de municipios de la comarca. Y es que, en Valdepeñas todo gira bajo un mismo hilo conductor: el vino.