Tan lejos, pero tan cerca

M. Sierra
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El encuentro de Medinaceli y la Esperanza este año no llenó la plaza Mayor, pero estuvo en la mente de los ciudadrealeños.

Tan lejos, pero tan cerca - Foto: Tomás Fernández de Moya

De las muchas imágenes que ofrece la Semana Santa de Ciudad Real, hay una difícil de olvidar,  la que se produce cada Martes Santo en una plaza Mayor que rebosa gente, pendiente de uno de los encuentros más esperados, el del Cristo de Medinaceli, con la Virgen de la Esperanza.  Por miles se cuentan cada año los que no quieren perderse esta estación de penitencia que sobrecoge a su paso por el corazón de la ciudad. Hace apenas un año, era imposible moverse por esa plaza que ayer, Martes Santo, se mostraba inéditamente desierta por un estado de alarma que este año obliga a Ciudad Real a vivir su fe desde casa. Un reto que los ciudadrealeños no dudan en aceptar, buscándose la mañas para que de una forma u otra, la capital viva de alguna manera la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.    

«El olor a incienso anunciaba la salida de la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Medinaceli), que comenzaba su caminar bajo los acordes de la marcha Ave María, de Caccini, interpretada por la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. Un murmullo reverencial lo envolvía todo»... Con estas palabras arrancaba la crónica del Medinaceli del pasado año. Ascensión Paris no puede creer que esa imagen que hablaba de la fe y la devoción de un pueblo ahora sólo sea un recuerdo al que aferrarse a la espera de que «esta pesadilla pase». Habla de la pandemia del coronavirus que «nos ha cambiado la vida». En ese pasado, ahora idílico, Paris era la hermana mayor de la Hermandad de Medinaceli, de la que estuvo al frente 14 años. En este presente, es su hijo, Francisco Javier Villaseñor Paris, el Hermano Mayor, pero es ella la que habla porque él es sanitario «y está en primera línea de esta batalla», lo que la hace entender que habrá otras semanas santas. Aunque esta madrileña afincada en Ciudad Real no duda en reconocer que ha echado de menos cada paso que su titular debería haber dado en la calle en la tarde de ayer.  Sabe que el momento más esperado, él más recordado, será ese encuentro con la Madre en la plaza, pero ella, este año, prefiere quedarse con otro más íntimo « el que sucede en la plaza de Santiago, con las hermanas de la Cruz, que nos abren el convento para rezarle al Medinaceli».

«El estado de alarma casi nos pilló con el señor en la iglesia» dice Paris tras lamentar que este era el año «en el que más túnicas se habían repartido». Tendrán que esperar al año que viene. También los estrenos, «se ha seguido con la reforma del paso este año en el que íbamos a estrenar una cruz parroquial y la base de los faldones, que todavía no están bordados».

Dice Paris que, además de aprovechar Facebook, como el resto de  hermandades, para rememorar la procesión a través de imágenes y vídeos, se pidió a los hermanos que enciendan una vela por el Medinaceli a la hora en la que se había previsto que saliera y que se apagara en la hora de entrada.

Más de seis horas conforman cada año el peregrinar del Hijo en busca de la Madre, la Virgen de la Esperanza, que ofrece uno de los rostros más bellos y dulces de la Semana Santa de Ciudad Real. Su punto de partida el barrio del Pilar que se vuelca con la imagen, acompañándola en sus primeros pasos, esos que ayer el pueblo rememoró tirando de imágenes y vídeos pasados que desde primeras horas deambulaban por la red.

«Este año nos toca recordar, pero hay que pensar que esto sólo es un paréntesis y que el año que bien estaremos ahí», asegura  José Luis Tarifa Hermano Mayor de la Hermandad de la Esperanza. Echa de menos el ajetreo tan habitual que viven las hermandades más allá de la estación de penitencia. Todos esos trabajos que no se ven pero sin los que las hermandades no lucirían como suelen hacerlo.

Preguntado por ese tramo de la procesión que más echó de menos en el día de su titular, como Paris, asegura que no se olvida del encuentro en la plaza Mayor, pero rescata de su memoria otro momento único  «que no todo el mundo conoce», en la calle Mata, a la vuelta, «donde la gente no espera a la Virgen, la acompaña». Hay otros muchos a tener en cuenta de cara a un futuro que espera próximo. Entre otros, la entrada de la Virgen, que revira y se encara a los hermanos de túnica que no han podido verla hasta ese momento y se le reza con la marcha Encarnación coronada de fondo, la levantá de los niños y la petalá en Alonso Quijano, o cuando vas a la plaza de Santiago y se les muestra  a las monjas de la Cruz, en la Merced Algunos de esos momentos quedan recogidos en los vídeos que desde ayer se pueden ver en las redes de la mano de la hermandad, que no ha dudado en convertir internet en  esa ventana desde la que estar este año un poco más cerca de la Semana Santa a pesar del aislamiento.  De manera virtual también se invitó a todos los hermanos ayer a realizar la oración matinal con la que suele arrancar esta jornada cada año la hermandad de la Esperanza.