Antes de que la legislatura echara el telón de fondo y despidiera uno  de los mandatos más complicados para la acción política, debido a la gran diversidad de fuerzas con representación, el Pleno ‘echó el lazo’ a 17 proyectos de obras que supondrán un montante de casi cinco millones de euros y que se sufragarán en gran parte, hasta 3,1 millones, con el superávit de 2018, mientras que el resto correrá a cargo del bolsillo de los fondos Feder o de aportaciones de la Diputación provincial.  

En este último Pleno, sólo el PP libró batalla. En concreto, el concejal popular Miguel Ángel Poveda criticó que el equipo de Gobierno no se diera las mismas «prisas» en años anteriores para sacar adelante proyectos con cargo al superávit, que no ha planteado hasta septiembre u octubre, pero sobre todo le recriminó que «se han perdido más de cuatro millones» de fondos del superávit.

El concejal de Hacienda, Nicolás Clavero, subrayó que en la legislatura se han licitado hasta 65 obras por un montante de 16,2 millones de euros y que los ahorros logrados en las adjudicaciones se han vuelto a aplicar al superávit de ejercicios siguientes. Acto seguido, pasó a relatar algunas de esas obras impulsadas por el equipo de Gobierno, hasta que la alcaldesa puso fin a su intervención al agotar el tiempo estipulado para cada concejal.

«Esto es el ejemplo más claro del uso de las instituciones para hacernos un mitin», le espetó Poveda haciendo hincapié en que las declaraciones de Clavero eran «claramente electoralistas» y en que en el Pleno de lo que se debía hablar era de «los incumplimientos» del equipo de Gobierno.

En concreto, entre las obras a sufragar se encuentran las peatonalizaciones de calles, el arreglo de la carretera de Piedrabuena, la compra de tres autobuses a gas, la construcción del pabellón de Las Casas, la iluminación de pistas deportivas o mejoras en la red de abastecimiento de agua y pavimentaciones. Para todas ellas, se aseguró el apoyo de Ganemos y con su voto a favor y la abstención del resto de grupos sacó adelante también la modificación de crédito necesaria para llevarlos a cabo.

El segundo ‘asalto’ llegó por la propuesta de la alcaldesa de la compra de 400 hectáreas de terreno para La Atalaya. Lo que para Clavero es «una oportunidad única e histórica» para concentrar toda la propiedad del parque, para el PP era fruto de las prisas y la improvisación. «No mantiene 100 hectáreas y quiere mantener 500», le recriminó. Finalmente, PSOE y Ganemos votaron a favor y el resto se abstuvieron.