Piden ocho años a un empresario por abusar de una empleada

La Tribuna
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El acusado, de 62 años, 25 más que la víctima, realizó presuntamente los hechos en el centro de trabajo a su empleada, que apenas llevaba un mes trabajando y a la que despidió

Audiencia Provincial de CIudad Real - Foto: Rueda Villaverde

La Audiencia de Ciudad Real juzgará el próximo jueves a J. L. M. gerente de una empresa radicada en Piedrabuena al que la Fiscalía considera culpable de un delito continuado de abusos sexuales que habría cometido con una empleada entre el junio 2016, apenas un mes después de ser contratada, y abril de 2017.

La acusación pide hasta ocho años de cárcel para el empresario, así como la prohibición de aproximarse a la víctima o comunicarse con ella durante 15 años y 15.000 euros por los perjuicios físicos, psíquicos, morales y de toda índole sufridos.

En el momento de los hechos, J. L.  M.tenía 62 años y «movido por el ánimo de satisfacer sus libininosos deseos», venía realizando «de modo reiterado, habitual y dilatado en el tiempo, en fechas indeterminadas pero comprendidas entre el mes de julio de 2016 y el mes de abril de 2017, comportamientos de índole sexual no consentidos» sobre la víctima, que entonces tenía 37 años y a la que terminó despidiendo.

Desde junio de 2017, una vez iniciada la causa, el procesado tiene prohibido acercarse a la víctima a menos de 200 metros y no puede comunicarse con ella.

El escrito de la Fiscalía apunta que los actos tenían lugar en el mismo centro de trabajo, donde el gerente realizó tocamientos en pechos, glúteos y cintura de la víctima, «pese a que ella siempre le manifestaba de modo claro y terminante su negativa».

«Tales tocamientos los realizaba el procesado valiéndose de su posición en la empresa, cuando la víctima estaba desempeñando su trabajo, sorprendiéndola desprevenida y procurándose el resguardo respecto al conocimiento de terceros». También añade que el procesado, «habitualmente, por encima de la ropa» de su empleada, llegó en alguna ocasión «a tocarle el pecho por dentro de la camisa, desabrochándole el sujetador y quitándole los tirantes».  En otra ocasión llegó a introducirle un dedo por la vagina, según la Fiscalía.

con tratamiento. Como consecuencia de los hechos, la mujer sufrió trastorno de estrés postraumático, con control y seguimiento ambulatorio en unidad de salud mental, habiendo precisado ingreso en la unidad de hospitalización y necesitando en la actualidad tratamiento farmacológico.