Una temporada cogida con alfileres

Javier López (EFE)
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Las nuevas restricciones para festejos taurinos establecen una distancia mínima de 1,5 metros entre espectadores, algo que podría condicionar las ferias ya anunciadas de Vistalegre y Sevilla

El diestro José María Manzanares, durante una faena en la Feria de Olivenza el 8 de marzo de 2020, a escasa una semana del primer estado de alarma. - Foto: EFE

La presentación de los carteles de Sevilla y los del San Isidro de Vistalegre, en Madrid, habían traído la ilusión de que este 2021 podía ser el del resurgir del toreo, pero las nuevas medidas antiCOVID aprobadas por el Gobierno convierten ambos ciclos en cimientos de cristal de otra temporada cogida con alfileres.

Las nuevas restricciones para equipamientos culturales, espectáculos públicos y otras actividades recreativas, publicadas hace una semana en el BOE, establecen como medida obligatoria «asegurar una distancia interpersonal mínima de 1,5 metros» entre espectadores.

Una norma que choca de frente con las pretensiones de muchos empresarios taurinos de conseguir que se les autorizase el 50 por ciento de los aforos, una demanda de la que presuntamente depende la celebración de la Feria de Abril de Sevilla, y cuyo empresario, Ramón Valencia, había incluido en el plan de contingencia que se encuentra pendiente de resolución por parte del Gobierno andaluz.

No obstante, la empresa de la Maestranza ya había dado sus primeros pasos para, al menos, demostrar al aficionado que sus intenciones para este año son la de dar toros, algo que ha quedado de manifiesto con la presentación de unos carteles, en los que, además, están prácticamente todos los primeros espadas, como Morante, Roca Rey, Manzanares, Juli, Perera, Ureña, Urdiales o Pablo Aguado.

Pero las restricciones de Sanidad -de obligada aplicación en todas las comunidades- pueden dar al traste con la feria y con el ambicioso proyecto de la empresa Pagés. El metro y medio entre espectadores reduciría el aforo del coso sevillano en mucho menos de ese ansiado 50 por ciento.

La única región que ya había dado luz verde a la mitad de aforo ha-bía sido Extremadura, lo que había animado a los empresarios a anunciar festejos durante este mes.

El próximo sábado hay una co-rrida de rejones en Barcarrota (Badajoz) y siete días más tardes serán Juli, Manzanares y Pablo Aguado los que hagan el paseíllo en Mérida. De aquí a entonces ya se verá qué pasa con estos dos festejos taurinos que siguen programados.

 

Un 'San Isidro' chico

Y si Sevilla había despertado una gran ilusión, después de la cancelación de las primeras ferias del año como las Fallas de Valencia; la bomba saltaba cuando la casa Matilla anunciaba la pasada semana un San Isidro de relumbrón en Vistalegre, en Madrid, con 11 tardes ininterrumpidas de toros y la presencia de todos los ases del escalafón, algunos, incluso, por partida doble.

También se desconoce qué pa-sará finalmente con este ciclo, considerado una jugada maestra de los Matilla y que supone un tirón de orejas a la empresa de Las Ventas, cerrada en banda en su discurso del quiero y no puedo, y a la Comunidad de Madrid, propietaria de la Monumental madrileña y cuyo Centro de Asuntos Taurinos prefiere seguir guardando silencio.

Más allá de estas ferias y de los más de 20 festejos programados de aquí a finales de mayo, la temporada 2021 lleva ya a sus espaldas seis corridas de toros y una novillada picada, todas ellas celebradas en Andalucía (Morón de la Frontera, Jaén y Ubrique) y Castilla-La Mancha (Herencia y Ossa de Montiel).

Precisamente, la comunidad manchega es la que parece va a ser la encargada un año más de mantener viva la llama del toreo. La única restricción impuesta en esta región es que no se sobrepasen los 500 espectadores independientemente del aforo, y eso ayuda a que en los pueblos, al menos, sea rentable organizar festejos taurinos.