Bienvenido de la Fuente

C. de la Cruz
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'Bienvenido de la Fuente' es la primera novela que publica Jerónimo Anaya Flores. Es un ejercicio de pureza estilística y de tensión argumental. Su presentación, este jueves en el antiguo Casino de Ciudad Real.

Bienvenido de la Fuente - Foto: Rueda Villaverde

¿Qué se encontrará el lector en este libro?

Se encontrará con diversas historias que tienen como protagonista a Bienvenido, un niño que ha sido abandonado dos veces y el lector poco a poco irá descubriendo por qué ha sido abandonado. También juego con los narradores, ya que a veces no se sabe si la historia la cuenta Bienvenido, el narrador u otro personaje, y también es como el juego de la oca, que lo mismo avanzas que vas hacia atrás. Pero todo conducido a resolver el misterio que rodea la vida de Bienvenido.  

En el primer capítulo, que es clave, Bienvenido dice que está viviendo con unos padres que no son los suyos y con una hermana que dice que no es la suya. Al niño le lleva el señor Alfonso a un colegio y Bienvenido no sabe por qué. Él siempre está investigando su historia, se mezcla lo fingido y ficticio con lo verdadero en la búsqueda de su origen. También sufrirá un segundo abandono cuando lo llevan a la ciudad y él se pregunta otra vez por qué y vuelve a recordar su infancia. Al final se resuelve del problema.

¿El misterio es fundamental?

Se mantiene en duda al lector y desde el principio lo que yo quiero es que se meta en la vida de Bienvenido de la Fuente, y como el protagonista comienza a indagar sobre su origen el lector se va metiendo dentro del personaje. Hay más de 100 personajes y todos giran en torno a él dando sus aportaciones.

¿Cómo se gestó esta novela?

Fui profesor de instituto de Lengua hasta mi jubilación y a los estudiantes les daba cuentos y poemas. Quería que los alumnos buscarán palabras en el diccionario, que identificaran el estilo, que continuarán la historia... los textos los escribía yo y ellos no lo sospechaban. Surgió así, con el deseo de entretener a los lectores y al mismo tiempo cuidar mucho el lenguaje para enseñar. Luego en esta novela ya he hecho un proceso de creación dándole muchas vueltas.

¿Cuáles han sido sus referentes?

Mis referentes fundamentales son los tres Migueles. Contemplar el sentido de la realidad, de la existencia y de la muerte, la importancia de contar las cosas de Cervantes y Unamuno. Y también la aparente sencillez de Delibes. Además coincido con ellos incluso con el leísmo.

¿Complementa este trabajo su labor como investigador y poeta?

Esta novela no rompe con otros campos. Mi trabajo en la investigación ha sido sobre la literatura tradicional y por ejemplo hay un personaje que es don Fulgencio que representa la tradición oral, y también he estudiado cosas de Cervantes y su influencia está ahí. Mi faceta de prosista estaba latente y no me atrevía porque una novela es algo más complejo, lleva más tiempo, pero tras la jubilación lo tengo.