Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


«No hay mayor desprecio que no hacer aprecio»

14/01/2022

Después de dos milenios de cristianismo y de Evangelio, quizá hemos perdido la frescura y la novedad de la fe. ¿Qué se percibe de la Iglesia y de Dios en esta época? La encargada de transmitir el evangelio es la Iglesia, ¿qué transmite? Son dos caras de la misma moneda: lo que se transmite y lo que se percibe. Puede ser que la Iglesia siga esmerada -esa es u misión- en transmitir fielmente la buena noticia de la salvación, pero que no llegue a sus destinatarios. También, que cumpliendo bien su misión, los que deben escuchar la Palabra de Dios, no quieran oírla. Pero pudiera ser que siendo bueno el mensaje, más, necesitando el hombre actual, quizá como nunca, un mensaje de esperanza y de sentido, la Iglesia y los que creemos, no terminemos de saber cómo llegar al corazón. El drama será que llegados a este punto, al oír hablar de Iglesia, de fe y de Dios, ya haya habido personas que desconecten. «No hay mayor desprecio que no hacer aprecio».
Las primeras páginas de la encíclica Spe salvi nos muestran con sencillez la novedad de la fe. Su grandeza, un mensaje de esperanza que colma corazones.
«Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi predilecta», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo». Este es el núcleo el Evangelio: Dios quiere tener una relación de amistad profunda con el hombre, como el esposo con la esposa. Amor incondicional, extremo, apasionado, entregado.

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