Los hosteleros apuntan a «la catástrofe» por Ómicron

Hilario L. Muñoz
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Desde la semana pasada se suceden las cancelaciones de comidas y cenas que pueden dejar una Navidad con menos de la mitad del negocio que se preveía

Los hosteleros apuntan a «la catástrofe» por Ómicron - Foto: Luis López Araico

«La Nochebuena fue catastrófica y de cara a Nochevieja prevemos lo mismo». «Esta semana pensaba abrir desde el miércoles, pero viendo el movimiento, cerraré hasta el viernes». «Tenía previsto un cotillón para 100 personas, pero 60 han cancelado y he decidido anularlo». «Se vienen sucediendo cancelaciones para la fiesta de Nochevieja». Estas son solo algunas de las frases que los hosteleros de la capital señalan cuando se les pregunta por lo que está ocurriendo ante el avance de Ómicron. Todos indican que la variante está provocando estragos en un sector que ve cómo el espectacular diciembre que esperaban a primeros de mes, se ha ido convirtiendo en uno de los diciembres más flojos. Algunos señalan incluso que en Nochebuena decidieron reducir aforos, al 50 por ciento, para facilitar la distancia, pero no hizo falta porque no hubo público al que decir que no podía entrar por estar lleno el local.  

«Esto es una ruina y lo que pasa es que luego viene enero y febrero», dijo el presidente de la Asociación de Hostelería de Ciudad Real, José Crespo, quien confía en que en España pase como en otros países y que tras el pico de Ómicron llegue un descenso igual de potente. De hecho, si al principio se hablaba de una Navidad al 100%, con reservas para casi todos los días, el final de mes dejará la cifra de negocio entre «el 20 y el 50%, en función del sector». En concreto, empresarios de la noche de la capital apuntaban a menos de un 10 por ciento en la que suele ser la semana fuerte del año.

De cara a Nochevieja, Crespo explicó que se va a poder abrir, pero los empresarios se encuentran ante el riesgo de que haya muy poca afluencia de público. De hecho, el presidente de los hosteleros apuntó que el sector está tomando medidas, como esa reducción de aforos para aumentar la distancia y mucho control de la mascarilla. Una vigilancia en la hostelería que sin embargo no existirá este 31 de diciembre en las fiestas privadas o en locales alquilados. En esos espacios «no hay restricciones» y se convierten en un foco de peligro mayor que cualquier establecimiento hostelero, dijo.

En el caso de Crespo, Casa Pepe mantiene su cena de Nochevieja, con algunas cancelaciones, y en un establecimiento tan grande, por lo que habrá una distancia aún mayor para los grupos que acudan. «Los que vengan lo van a pasar bien», dijo, «con sus mascarillas, excepto en el núcleo familiar», tratando de hacer «una fiesta alegre y tranquila».