Seguridad poética

D. F.
-

«Si una palabra de la que me gusta su sonido o su significado, la tengo que alterar para cuadrar rima o métrica y ya no es lo que en un principio brotó de mí»

Seguridad poética - Foto: Tomás Fernández de Moya

Natural de Puertollano, aunque residente en Ciudad Real, es poeta y novelista, próximamente presentará su tercer poemario, titulado Hilos de agua. Su trayectoria literaria incluye también la novela Entre Celeste y Violeta.

Dicen que el tercer libro es de la confirmación de un escritor, ¿al menos se siente confirmada como poeta?

Yo me siento más madura, un poco más segura, todavía en ciernes, pero un poquito más que en los dos poemarios anteriores.

¿Cómo es su relación con la poesía?

Para mí, la poesía es un latido, convive conmigo todo el día. Mi proceso de creación responde ante un estímulo cuando menos te lo esperas, puede ser una luz, una atmósfera, un sonido, un recuerdo... A partir de ese primer verso o  primera imagen, continuo imaginando todo. Escribo novela, pero si me preguntan si me siento más novelista o poeta, la respuesta es poeta.

¿Qué es lo que busca con este libro?

El título, Hilos de agua, dice mucho, hilos porque  la poesía me sujeta, me levanta; y de agua porque me consuela, por ejemplo, el rumor del agua. Entiendo la poesía como el  ruido constante del agua, ya sea una fuente o la lluvia, es la poesía lo que está sonando.

¿Apuesta por una poesía libre de codificaciones externas?

Por ahí me parece que hay algún soneto y alguna cosa más, pero yo tengo que escribir libre. Eso no quiere decir que no salga alguna asonancia, porque sino no puedo expresar lo que quiero. Pero, en general, no me gusta limitarme  porque me resta fuerza creativa. A lo mejor una palabra de la que me gusta su sonido o su significado, la tengo que alterar para cuadrar rima o métrica y ya no es lo que en un primer momento brotó de mí. Creo que mi poesía nace del inconsciente, no la quiero encajonar.

Hay una cita célebre de Borges: «Publico para dejar de corregir». No sé si es su caso.

Pues sí, porque ciertamente cuando hago un poema en un primer momento me gusta muchísimo, pero luego empiezo a cambiar cosas. Sí que le doy vueltas y vueltas, bastantes y hasta que publico, hasta el último día todavía voy a estar introduciendo cambios. Muchas veces, cuando estoy escribiendo pienso que el poema va en una dirección, pero a lo mejor a los tres días descubro otro significado diferente. Y luego están los lectores, cada uno que lo lee lo lleva a su terreno y obtenemos distintos significados.

¿Qué poema le ha costado más?

La gente se piensa que los poetas escriben de forma autobiográfica, y muchas veces lo que pasa es que empatizas con una situación y los plasmas, pero cuando de verdad escribes rascándote la piel, eso es lo que más cuesta.

¿Quién le acompañará en la presentación?

Será el 17 de octubre, a las 19.30 horas. Va a estar Elisabeth Porrero, pero no digo que me va a presentar, porque lo vamos a hacer al alimón. Hemos preparado una especie de diálogo entre las dos. También hay una actuación musical de Alfredo Sánchez y del grupo Versionarte.