La España vaciada, ahora mucho más aislada

Adrián Arias (EFE)
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La pandemia agrava el problema demográfico que ya sufrían algunas comunidades con la reducción de líneas de transporte en los pueblos

Los pequeños municipios son los más afectados por los recortes en las comunicaciones regulares con las urbes. - Foto: FRIEDEMANN VOGEL

El término España vacía o vaciada, según quien haga uso de él, hace referencia al problema demográfico que sufren desde hace años muchas comunidades, que ahora además se ha visto agravado por la pandemia con el recorte de algunas líneas de transporte que comunican pequeños municipios con sus urbes más cercanas o de otras regiones.

Esta reducción se ha producido, en la mayoría de casos, por el gran descenso de usuarios a causa del coronavirus, que ha generado también otros problemas, como el uso compartido o combinado que en muchas localidades se hace del transporte escolar entre los menores y personas de avanza edad que acuden a sus centros hospitalarios.

Así, en Soria, por ejemplo, las frecuencias del transporte de viajeros por carretera de la capital con otras provincias o comunidades ha caído de forma significativa tras levantarse el estado de alarma, lo que provoca quejas entre los usuarios, en especial la de municipios intermedios en el recorrido.

Fuentes de la estación de autobuses soriana señalan que este descenso llega hasta el 50 por ciento en los trayectos que tienen como destino Madrid. Una situación que también se da de forma análoga en otros núcleos de comunicaciones, como en Valladolid.

Alsa, la empresa concesionaria de la línea Madrid-Soria-Pamplona, que no ha parado de recibir quejas de usuarios, responsabiliza al Gobierno de esta reducción de frecuencias de cinco a una.

«La evolución de la pandemia obliga a las autoridades a tomar medidas en determinadas zonas y estos protocolos, lógicamente, afectan a nuestros servicios y debemos cumplir con lo que se nos dicta», afirma la empresa.

Mientras, en la provincia de Zamora, aunque todas las rutas de transporte interurbano de viajeros se han restablecido, los problemas con las líneas regulares de autobuses llegaron tras el estado de alarma por el cambio de horarios, como ocurre en la que afecta a la comarca de La Guareña y a la salmantina de La Armuña en sus conexiones con Salamanca ciudad.

En Ávila, uno de los sectores más afectado es el del transporte de viajeros, especialmente el ferroviario, con una reducción del 20 por ciento en los trayectos con Madrid.

Esta situación tiene una incidencia especial en Arévalo, que con 8.300 habitantes, no solo es la segunda localidad de la provincia, sino que cuenta con una estación que da servicio a buena parte de la comarca de La Moraña, al norte, pero también de la vecina Segovia.

En Palencia, según la información facilitada por la estación de autobuses, el nivel de ocupación bajó un 75 por ciento y los vehículos con 45 plazas están haciendo trayectos con seis o siete viajeros porque la pandemia ha influido mucho en la movilidad, ya que «se prefieren los vehículos particulares para evitar los contagios», señalan.

El uso compartido o combinado del transporte escolar entre niños y otros usuarios, algo habitual desde hace años, también genera desconfianza entre las familias y personas que utilizan este sistema, a pesar de las medidas que la Junta asegura haber implementado en estas rutas.

Lugar de transmisión

Este modelo permite a cualquier usuario, bajo aviso el día previo, utilizar las plazas sobrantes del autobús que realiza la ruta diaria por los pueblos hasta el instituto o colegio de referencia de la zona. Una opción que suscita recelos entre las familias y los usuarios al tener que compartir habitáculo los escolares, un vector importante de transmisión del virus, con población de riesgo, ya que este transporte suele ser utilizado por mayores que se desplazan por motivos sanitarios.

Así lo explican varios alcaldes y vecinos de distintas provincias de la comunidad, que expresan la reticencia que está despertando en este curso esta modalidad que ya criticaban desde hace años.

«No puedo ver a mis nietos por la pandemia y luego en el autobús coincido con los de los paisanos de alrededor», lamenta una de las vecinas de Almenara de Tormes. Ante esta situación, los padres y madres de esta zona de Salamanca se han movilizado para pedir una solución, ya que la alternativa que están asumiendo es llevar ellos mismos a sus hijos a diario a clase.

«Lo llaman transporte a la demanda, pero en verdad no presta ese servicio», ya que los usuarios tienen que salir y regresar a la hora que estipula el transporte escolar y además «exponiéndose a contagios», critica el alcalde de Pollos (Valladolid) -590 habitantes-, Javier García, otro municipio que comparte el problema.