Táser o no táser, esa es la cuestión

Pilar Muñoz
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La Policía Local de Ciudad Real no va a incorporar, de momento, las pistolas de electrochoque aunque podría usarlas porque está en el reglamento regional de coordinación

Táser o no táser, esa es la cuestión

Es uno de los caballos de batalla de los representantes del personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, dotar a los agentes de las pistolas Táser, el arma de electrochoque que genera una descarga eléctrica que inmoviliza durante unos segundos a quien la recibe, tiempo suficiente para resolver una situación de riesgo.

El alcalde de Madrid ya ha anunciado que sus policías locales van a disponer de las Táser en los próximos meses, reivindicación que también están reclamando los sindicatos de la Policía Nacional una y otra vez sobre la mesa del ministro Grande-Marlaska. En Cataluña se aprobó hace dos años el protocolo de utilización por parte de los Mossos d’Esquadra y ya hay más de doscientos municipios españoles que las han adquirido para sus policías locales, entre ellos localidades castellano-manchegas como Alcázar de San Juan, Tomelloso e Illescas, la última en adquirir para sus agentes este armamento a raíz de una intervención policial del año pasado.  

Sin embargo, la Policía Local de Ciudad Real no va a contar, por ahora, con esta arma paralizante, aunque, como indica en declaraciones a La Tribuna el superintendente, Fernando Díaz Rolando, «podríamos tenerla porque nuestros agentes han sido formados para ello por la Escuela de Protección Ciudadana de Castilla-La Mancha y el reglamento regional de policías locales la contempla».

Supuestamente, con estas armas todo son ventajas, porque permiten reducir al atacante sin necesidad de recurrir al arma de fuego reglamentaria y son dispositivos de lesividad mínima que generan una incapacidad inmediata y transitoria de una persona violenta.

Cuando se aprieta el gatillo del táser, se disparan proyectiles con agujas que pueden penetrar hasta 5 milímetro en la piel y que provocan una descarga eléctrica de 50.000 voltios y 2,1 amperios a la persona durante alrededor de cinco segundos a través de un cable conectado a la pistola. La corriente eléctrica resultante provoca la contracción de los músculos más superficiales (sobre todo de brazos y piernas) por lo que la persona que recibe la descarga es incapaz de mantenerse en pie y durante unos segundos sufre un intenso dolor.

Por tanto, parece un medio útil para controlar a sujetos agresivos, armados con objetos contundentes, armas blancas, bajo los efectos de las drogas o incluso contra enajenados mentales, ya que evita tener que recurrir al uso de la fuerza letal.

Sin embargo, las pistolas Táser han generado una importante controversia porque no todo son buenas noticias en torno a ellas. La Comisión Contra la Tortura de la ONU y Amnistía Internacional se han pronunciado en contra de su utilización por razones como el dolor que produce la descarga eléctrica, que en algunos casos puede ser letal si se producen varias de forma continuada, el uso que se le está dando por parte de agentes policiales, algo que ha ocurrido en países como Estados Unidos, donde se lleva usando desde hace 25 años, y porque no deja huella, es decir, puede ser utilizada como instrumento de tortura encubierto.

El superintendente jefe de la Policía Local de Ciudad Real está seguro de que la descarga es todo menos agradable, pero también parece convencido de que «es mejor que recibir un tiro». Preguntado por este diario, opina que «no se puede criminalizar y ni mucho menos es un aparato de tortura: se utiliza para modular, aquilatar el criterio de proporcionalidad en la medida de la fuerza, es decir, que la policía cuando interviene tiene que actuar dentro de la legalidad, pero con proporcionalidad».

Respecto a la posibilidad de que se produzca un fallecimiento a causa de una descarga de una pistola Táser, Díaz Rolando comenta que, según los médicos, es muy difícil establecer el nexo causal entre la muerte y su uso porque se utiliza en intervenciones muy violentas. En ocasiones al intentar detener a una persona que se niega y ofrece una «resistencia contumaz y fortísima», sufre un síntoma de delirio agitado y no se deja detener y puede sufrir un paro cardiaco sin que esté la Táser de por medio», aclara.

Por cierto, recuerda que Táser es el acrónimo de Thomas A. Swift’s Electric Rifle, personaje de obras infantiles de principios del siglo XX creado por Victor Appleton.  Un heroe infantil de cómic.