"La pandemia ha marcado momentos totalmente nuevos"

D. A. F.
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La escritora valdepeñera analiza los efectos de otras pandemias a lo largo de la historia

"La pandemia ha marcado momentos totalmente nuevos"

Escritora y profesora de la UNED, la valdepeñera Rosa Peñasco acaba de publicar COVID-19. ¿Un antes y un después en la Historia de la Humanidad?, obra con la que indaga en la historia para buscar otras situaciones similares a la actual y ver el efecto que tuvieron sobre la sociedad.

 

Plantea en su libro que el COVID-19 se sitúa como un antes y después para la humanidad. ¿Hay otras enfermedades que hayan provocado cambios tan drásticos?

Dicen que los seres humanos somos los únicos animales que tropezamos dos veces en la misma piedra y, en este sentido, resulta ilustrativa la frase de Hegel de que “Lo único que sabemos de la Historia es que no aprendemos nada de la Historia”. Lo digo porque al estudiar otras pandemias a lo largo de la historia, los aciertos y errores han sido, prácticamente, idénticos. Y siempre con el mismo denominador común: la pandemia de turno generó tal caos, empobrecimiento y debacle que ya nunca nada volvió a ser como antes.
Y claro que ha habido ejemplos que han provocado cambios igualmente drásticos. Por ejemplo a mediados del siglo II dC, tuvo lugar la “peste Antonia”, que terminó con la vida de Marco Aurelio, diezmó a la población, empobreció el ejército y a la sociedad en general y, en poco tiempo, terminó con el periodo de más florecimiento del Imperio Romano conocido como Pax Romana para iniciar, lentamente, la decadencia de uno de los grandes imperios de la Historia de la Humanidad.

Lo mismo pasó pocos siglos después en la floreciente ciudad de Constantinopla: la pandemia terminó con la vida de Justiniano, la gente moría diariamente por miles, se acabaron las defensas y pronto se inició otra etapa en la Historia de la Humanidad que terminó con el Imperio Romano de Oriente: las invasiones bárbaras que dieron lugar al inicio de la Edad Media.

Igualmente hay similitudes escandalosas en la peste de la Edad Media, solo que duró varios siglos y al final se inició unos de los periodos más florecientes de la Historia: El Renacimiento.

Lo importante es deducir que, después de un acontecimiento brutal, es imposible que todo vuelva a ser como si no hubiera ocurrido…

¿Es posible aventurar la tendencia de ese nuevo paradigma o todavía es algo por construir?

Es muy difícil porque dentro del amplio periodo que supone un cambio de paradigma hay un momento crítico, similar al que vivimos ahora, que se denomina punto de inflexión y está cuajado de dualidad, conflictos y posturas enfrentadas. Es como si estuviésemos justo en el medio de una balanza, con dos platillos que contienen realidades completamente opuestas: una no puede convencer a la otra, ni ambas podrían juntarse porque son completamente opuestas, pero con la paradoja de que lo de antes ya no sirve y lo nuevo aún no ha terminado de cuajar. Es lo que se denomina, según el filósofo Kuhn, principio de inconmensurabilidad de los paradigmas.

Tal vez un ejemplo nos ayude a entender mejor: imaginemos el innegable shock que tuvo que suponer la teoría de la relatividad de Albert Einstein, en relación al estático y tradicional concepto de física que se mantuvo inamovible durante siglos y desde su instauración por Isaac Newton que, a su vez, en su día resultó ser contraria a los conceptos de materia y movimiento de Aristóteles. Lo que hay en común es un cambio de paradigma, con posturas irreconciliables y con necesidad de tiempo (puede que una generación entera), para poder asumir con tranquilidad los nuevos principios.

Pero el problema se produce en el estado intermedio en el que lo de antes no sirve y lo nuevo no ha cuajado: ahí está el conflicto, en parte por la gran incertidumbre, por miedo a lo desconocido y por la inercia de apostar por lo de siempre, sin querer ver que ya no funciona. Es como si una gran tendencia se agarrara a lo de siempre: producción a toda costa y a cualquier precio, aun conociendo la existencia de la contaminación por los combustibles fósiles, el cambio climático y el daño a la salud del planeta y de quienes vivimos en él. En el otro platillo se encuentran las energías renovables, otros modos de producir y vivir que, por desgracia, no están instaurados del todo. Y no hay término medio en estas posturas irreconciliables: o producimos como siempre o apostamos de una vez por la “economía de la sostenibilidad”, entendiendo que para que algo sea sostenible, debe serlo tanto a nivel económico, como humano y medioambiental.

Además de la propia enfermedad, ¿hay algún rasgo común o altamente compartido en las reacciones que se producen en los diferentes países?

Sí: la gran necedad y el interés particular de políticos de gobiernos y oposición que, muchas veces y en vez de una gran labor pública, en realidad están preocupados por sacar sus rendimientos individuales de la pandemia. Es tristísimo que todo esté cuajado de mentiras y fake news. Es tristísimo que a nivel mundial no existan dirigentes y personas con gran liderazgo intelectual y cultural. Creo que faltan almas grandes que en sánscrito se conoce como Mahatma y que en castellano desemboca en la ancestral palabra “longanimidad”, quizás tan antigua y en desuso como los olvidados valores que representa y que no son sino grandeza y constancia de ánimo en las adversidades, así como benignidad, clemencia y generosidad.

En su opinión, ¿cómo se puede actuar para que ese nuevo paradigma sea positivo?

Con conciencia. Es muy fácil pillar trapo y repetir como loros lo que dice un partido político u otro y según las afinidades de cada cual, pero aun creyéndonos libres y muy capaces hablamos sin conciencia, totalmente abducidos por la manipulación política y mediática.

Nos vendría bien conocer la Historia y tener más cultura para saber que esto no es un juego de “y yo más”: es algo tan serio como la disyuntiva, escalofriante, que planteó Yuval Harari: “En este momento de crisis, nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial”.

Viniendo de dónde venimos y habiendo visto las nefastas consecuencias que, por ejemplo, trajo consigo la mal llamada gripe española que coincidió con la I Guerra Mundial, con el posterior crack del 29 y el totalitarismo que desembocó en otra guerra mundial después, deberíamos ser más conscientes a la hora de opinar alegremente, pedir cabezas de turco, insultar y renegar de unos y otros. Todo eso es distracción del auténtico fondo de las cosas y siempre preferiré quedarme, sin duda, con el optimismo constructivo de Albert Einstein, cuando indicó: “En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Desde un plano más personal, ¿qué le llevó a escribir esta obra?

Sin duda mi curiosidad. Esa curiosidad que está presente en poesías, ensayos, novelas, cuentos, guiones y en todos mis libros. La voraz curiosidad que me alegra la vida y a la vez me vuelve compulsiva y no me deja vivir porque me hace bucear y bucear por la realidades de la vida, y solo a título de ejemplo, lo mismo me ha llevado a estudiar a Teresa de Jesús con el libro de poesía mística “In Teresa, siete moradas, siete chacras y energía kundalini en Teresa de Jesús”, a mirar la relación del derecho con la copla en “La copla sabe de leyes”, las terapias alternativas y el amor en el ensayo sobre alzhéimer titulado “Mi madre-niña”, el testamento ológrafo escrito con la boca o con el pie y hasta las relaciones de amor y castigo de mi novela, premio ciudad de Irún, “La sumisa insumisa”.
La creatividad no tiene límites y la curiosidad tampoco y no debemos olvidar que aun con gran dolor, hemos vivido algo fascinante desde el punto de vista histórico y evolutivo. La pandemia ha marcado momentos y consecuencias totalmente nuevos para la historia de la humanidad y, la verdad, con la infinidad de información que ha existido a diario, no he podido resistirme…

¿Cuánto tiempo estuvo con el proyecto?

Ha sido fulminante, casi en tiempo real, con el análisis periodístico de fuentes opuestas con noticias de la Covid19, durante los meses de abril y mayo.

¿Cómo ha llevado el confinamiento durante el estado de alerta?

Al principio, concretamente en marzo, el dolor era tan grande que fui incapaz de escribir. Sin embargo hice “CoronARTE” o un tapiz de más de dos metros con la historia del coronavirus, que es algo así como escribir con las manos. En abril, ayudé a mi pareja, el escultor Juan Up, a hacer pantallas protectoras porque la impotencia de ver cómo moría gente por no tener protección fue insoportable. En abril y mayo escribí el libro sobre coronavirus que después publicó la editorial Dykinson, junto a un teletrabajo atroz porque soy profesora de la UNED y hemos vivido un curso tremendo en este sentido… Por suerte, ahora hay vacaciones…