El presidente de la Hospitalidad Diocesana de Lourdes, Santiago Caballer, espera que la celebración esta tarde de la Caravana Blanca reúna en la Catedral y su entorno a unas 800 personas entre enfermos, acompañantes y voluntarios de diferentes organizaciones, según detalla Caballer, que precisa que para los preparativos de esta caravana, además de los integrantes de la propia Hermandad, se cuenta con varios conductores del Club de Vehículos Históricos de Ciudad Real, que llevarán durante el recorrido al pandorgo, la dulcinea, sus damas y otros miembros del cortejo oficial. Del mismo modo, participan efectivos de la Policía Local, Protección Civil, trabajadores de diferentes empresas de transporte sanitario y el personal de las residencias.

El día 13 de agosto, desde hace 56 años, en los días previos al comienzo de las fiestas en honor de la Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, se celebra la Caravana Blanca con la presencia de enfermos y ancianos de las residencias de mayores de la capital y de los pueblos de alrededor.

La comitiva partirá de la residencia de Mayores de la calle Calatrava, para dirigirse a la Ciudad de Matrimonios Ancianos, en la ronda de Toledo, desde allí girará en la puerta de Toledo. Seguirá esta calle hasta la de la Rosa y Camarín, para llegar a la Catedral a las 19.00 horas. También acudirán personas acogidas a la residencia asistida y a otros centros de la capital y las delegaciones de la Hospitalidad en las localidaes de Malagón, Daimiel y Valdepeñas.

La Caravana Blanca comenzó por iniciativa del que hace medio siglo era el capellán del Hospital Provincial, el sacerdote José Ballesteros, quien animó a un grupo de enfermos a realizar una ofrenda de flores a la Virgen del Prado y a rezar ante ella; les alentó a poner en oración sus sufrimientos, su enfermad, su dolor… Lo ayudaron aquella primera vez las Hijas de la Caridad, que aún trabajaban en el Hospital Provincial, y varias enfermeras.

ESta tarde, a las siete de la tarde, en la Catedral, el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, presidirá la eucaristía de la Caravana Blanca en la que enfermos y voluntarios ofrecerán su debilidad, su dolor y su enfermedad a las manos maternales de la Virgen María.