Vamos a salir todos en tropel a recuperar el tiempo perdido

A. criado
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Pancho Varona (Madrid, 1957) regresa este miércoles a Ciudad Real con su gira 'Ruta 52', en la que hace un repaso a toda su carrera artística, ligada desde hace casi cuatro décadas a Joaquín Sabina.

Vamos a salir todos en tropel a recuperar el tiempo perdido

¿Qué se va a encontrar el público que acuda este miércoles a La Granja?

Llevo 39 años en la carretera, 39 años con Joaquín Sabina y en los que también he podido colaborar con otros artistas, componiendo canciones o produciendo discos para ellos. En estos conciertos intento hacer un pequeño recorrido por estos años cantando una serie de canciones y contando las historias que hay alrededor de ellas. Para mí son tan importantes las historias como las canciones, porque las historias y las anécdotas que hay alrededor de una canción solo las sé yo y esa es mi ventaja. Al final, el concierto se convierte en algo muy entretenido porque la gente se ríe con las tonterías que cuento y yo también me lo paso muy bien.

¿Se puede caer algún mito al desgranar los entresijos de alguna de estas canciones?

Al revés. Para mis míticos amigos solo tengo palabras de amor y agradecimiento, sobre todo para Joaquín, porque sin él no estaría este miércoles en Ciudad Real, no sé muy bien qué estaría haciendo la verdad. Todos los días tengo en cuenta que, gracias a la música y a Joaquín, llevo esta vida tan hermosa.

Hay matrimonios que apenas duran un año y Joaquín y usted llevan juntos ya 39. ¿Cuál es el secreto?

Nos respetamos y nos queremos mucho. Hacer canciones y grabarlas une mucho y Joaquín y yo tenemos, más o menos, unas 100 canciones compuestas juntos. Son momentos de felicidad que pocas parejas pueden tener en sus santos matrimonios. Somos indestructibles, de acero inoxidable.

 Y de esas canciones, ¿cuál es la más especial?

Te voy a decir dos, porque una es demasiado poco. La primera, Ruido. La música es mía y la letra de Joaquín Sabina y Pedro Guerra. Tengo un amor especial por esta canción tan triste y tan bonita. Y la otra tiene que ser Peces de ciudad. Yo empecé su composición, le di el primer aliento, y luego el resto del mérito es todo de Joaquín. Sin mí esta canción no existiría, pero a partir de que nació todo el mérito es de Joaquín. Cada vez que la tocamos en directo nos recorre un escalofrío por el cuerpo y eso con otras canciones no pasa.

¿Qué proyectos hay más allá de Ruta 52?

Todos. Una vez que remita la pandemia, vamos a salir a comernos el mundo. Se abre una nueva vida y tenemos tantas ganas de viajar, de tocar, de cantar, de contar, de hablar… Es como si nos hubieran tenido castigados un curso y en el siguiente nos soltaran a todos. Yo he tenido la suerte de trabajar muy bien por toda España e incluso por México, porque mi mánager me ha sabido mover muy bien por todos los sitios. Siendo yo solo es más fácil que con una banda entera. No he parado de trabajar en 2020 y 2021, solo tres meses de encierro obligatorio. Pero a pesar de que he trabajado mucho, tengo unas ganas locas de que todo se normalice y comerme el mundo, igual que el resto de mis compañeros de profesión. Vamos a salir todos en tropel a la carretera a recuperar el tiempo perdido.

¿Esta pandemia marcará un antes y un después en el sector de la música?

Ya lo ha marcado. Creo que ya nada volverá a ser exactamente como antes. Tengo la impresión de que esto es el comienzo de una nueva era en la social, lo económico, lo político y también en lo cultural, incluida la música. Se han cerrado una serie de puertas y tienen que empezar a abrirse otras diferentes, e intentaremos pasar por ellas a ver qué se nos ofrece. Ahora vamos a empezar a pensar con nostalgia en lo que teníamos antes y hemos perdido.