Jesús Rivilla (3 de mayo de 1978, Puertollano) ya está de regreso en su casa con la medalla de oro conquistada en el Campeonato de Europa celebrado en Suecia, Austria y Noruega. Para el máximo responsable de la preparación física de la selección española masculina de balonmano éste es su segundo título continental ya que también formó parte del cuerpo técnico de los ‘Hispanos’ en el Europeo conquistado en 2018 en Croacia. Detrás han quedado unos días inolvidables, tanto en el plano deportivo como en el personal, que tuvieron un emocionante colofón con el espectacular recibimiento del que fue objeto todo el equipo a su vuelta a España, tanto el lunes en el aeropuerto como ayer con las visitas a Moncloa y a la Zarzuela.

Pero de la mente de Jesús Rivilla nunca se borrará el recuerdo de las imágenes vividas en Barajas, donde le aguardaban más de 20 personas, entre familiares y amigos, llegadas en autobús desde Puertollano. Fue «un momento espectacular», en el que recibió todo el cariño de los más cercanos, entre ellos su mujer, su hija, sus hermanos y sobrinas, su madre… Precisamente, «a mi familia» dedica esta nueva medalla de oro, porque «son quienes padecen mis ausencias, quienes sufren conmigo y también con quienes lloramos juntos cuando ganamos».

Jesús Rivilla sabe que, aunque los verdaderos protagonistas de todo son los jugadores y el seleccionador, Jordi Ribera, él también tiene una importante cuota de responsabilidad en lo sucedido, sobre todo en una final con Croacia en la que ganó el que más aguantó en pie. «Ha sido un gran torneo, solo posible con un equipo como éste y un trabajo durísimo y constante como el que se ha hecho. Es cierto que en la final hubo varias partes donde el partido era una cuestión de capacidad de aguante».

tokio. Pero su trabajo no ha finalizado aquí, con este gran éxito en el Europeo. En el horizonte se vislumbran ya los Juegos Olímpicos de Tokio, para los que España ya tiene plaza asegurada. Sin embargo, Jesús Rivilla no mira más allá de estos momentos tan felices y especiales. Parafraseando al seleccionador, sentencia que «hay que vivir el momento cuando toca porque si no lo haces estás saboteando el futuro anhelado. Antes de la final olímpica hay un camino enorme y el objetivo es concentrarse en cada paso».