Blindar las residencias

EFE
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La COVID reaparece en los centros de mayores y aviva la demanda de la tercera dosis y la pauta completa para todos sus trabajadores

Los expertos avisan que un nuevo confinamiento sería demoledor para este colectivo. - Foto: FERNANDO DIAZ

La COVID se ha colado de nuevo en las residencias de ancianos y desde hace semanas todos los indicadores empeoran día a día, alcanzando cifras que no se veían desde febrero, en pleno proceso de inmunizaciónn. El escudo, reclaman profesionales del sector, son la tercera dosis y la vacunación obligatoria de todos los trabajadores.

«Hay que comprobar si se ha reducido la inmunidad frente al coronavirus entre los mayores», que completaron la pauta de vacunación entre mediados y finales de febrero, y mientras se hace ese estudio inmunológico programar la tercera dosis de los sueros tanto para residentes como para sus cuidadores, explica Gustavo García, de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.

Este experto alerta de la urgencia de aplicar con rigor las medidas de detección precoz para evitar un nuevo confinamiento en los centros. «Encerrar de nuevo a los mayores podría ser más letal que el propio virus», asevera.

Desde las patronales de las residencias se pide que la vacunación sea obligatoria para las personas que atienden a los dependientes y mayores: algo menos del 10 por ciento de las personas que trabajan en los centros se ha resistido a inmunizarse. Pero también proponen que las visitas sean solo personas con la pauta completa.

«Se habla de que sea obligatorio el certificado de vacunación para acceder a ciertos locales o establecimientos, pues es imprescindible que se exigiera para las visitas de los familiares en los centros y así evitaríamos muchos riesgos que se están corriendo innecesariamente», indica el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia, Ignacio Fernández-Cid.

Los efectos de la quinta ola de la pandemia en los geriátricos se han agravado en los últimos días. Se ha triplicado el número de fallecidos hasta alcanzar los 148 en la pasada semana. Es la cifra más alta desde finales de febrero.

No obstante, el efecto de la vacunación masiva en las residencias se percibe en la letalidad de los casos, que pasó del 20 por ciento en el inicio de la pandemia al 6,37 desde que se completó el proceso de inmunización en estos centros.

Los profesionales del sector alertan del avance de los contagios en las residencias. Si entre el 8 al 14 de febrero no se superaban los 10 positivos por cada 10.000 usuarios (19,57 por ciento de letalidad) -cuando aún no se había terminado de completar la vacunación en las residencias- a mediados de julio ya ascendió a 17,10 por ciento y en la última semana contabilizada -del 26 de julio al 1 de agosto- ya alcanzó el 38,78 por ciento.

«Los datos muestran una progresión que nos deja la duda de si tiene que ver con una pérdida de inmunidad o que la vacuna no es tan eficaz con las nuevas variantes; para esta población tan vulnerable y para sus trabajadores hay que facilitar la tercera dosis, si no, las consecuencias pueden ser demoledoras», avisa el portavoz de los gerentes de servicios sociales.

Ante el avance de los contagios -que en 2021 han costado la vida a más de 4.000 usuarios de los geriátricos- algunas comunidades, como Cataluña, han optado por reducir el número de familiares permitidos para hacer una visita.

El nuevo protocolo de la Comunidad de Madrid recomienda que a las visitas no vayan personas que no estén vacunadas y si lo hacen que sea al aire libre extremando la precaución. Además, aconseja a los centros contratar únicamente a trabajadores vacunados.

Mientras, en el País Vasco, el personal no vacunado de residencias de territorios en los que la incidencia acumulada sea de 300 o más casos en 14 días por cada 100.000 habitantes, se someterá a una PCR semanal si no está vacunado y a una quincenal si lo está. Además, se realizarán pruebas a la entrada en el centro a todas los residentes que pernocten fuera, estén o no vacunadas.

Prioritarios

En esta línea se sitúan las patronales de las residencias. «Consideramos que todas las personas que vayan a ver a residentes deberían tener esta pauta completa, además de extremar todas las medidas que ya sabemos; aunque llevamos un año y medio, cuantas más precauciones apliquemos ayudaremos a salvaguardar la salud de los mayores para no retroceder en todo lo avanzando», señala Jesús Cubero, secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE).

En los que respecta a la tercera dosis de la vacuna, apunta que «si se aprueba, debería empezarse de nuevo por las residencias de mayores, tanto los profesionales como los mayores deben tener esa prioridad», asevera el responsable de la patronal.

«Vacuna, mascarilla, higiene personal y distanciamiento» son las claves para frenar la pandemia en estos centros, propone Juan Ignacio Vela, del Grupo Social Lares, que agrupa residencias sin ánimo de lucro gestionadas por entidades sociales, quien insiste en la vacunación obligatoria para todos los trabajadores.

Cuando se detecten casos positivos entre usuarios mayores y empleados en un centro residencial, las medidas de confinamiento deben limitarse a los contagios de riesgo (personas o espacios determinados), y no a todo el lugar, plantea García, quien opina que «lo fácil es limitar las visitas, pero no lo mejor para los mayores».

«Hay que poner las máximas barreras posibles al virus, pero nunca un nuevo confinamiento, sería el mayor fracaso de todos; detección precoz, todas las residencias tenemos protocolos, facilitar PCR y test de antígenos y hacerlos al menos semanalmente», sentencia el trabajador social, quien reclama además mejorar la asistencia médica desde atención primaria y de manera presencial para las personas que viven en los centros.