Tras una primavera seca y cálida, un verano más caluroso

M. E.-LT
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La Aemet augura una estación estival más calurosa de lo habitual y normal en precipitaciones, después de tres meses primaverales con menos lluvias y un incremento de las temperaturas medias

La primavera se despidió con un caluroso mes de mayo con temperaturas superiores a los 30 grados. - Foto: Rueda Villaverde

Este lunes, día 21, se produce en el hemisferio norte el solsticio de verano, momento de la máxima inclinación del eje de la Tierra hacia el Sol, lo que provocará el día con más horas de luz del año. Oficialmente, es cuando se cierra la primavera y entra en vigor el verano. Exactamente lo hacía a las 05.32 horas, por lo que supone un momento idóneo para hacer balance de la estación que acaba de pasar y de analizar a grandes rasgos cómo se presentan estos próximos tres meses estivales. Así se ha hecho desde la delegación en Castilla-La Mancha de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que prevé un verano más caluroso de lo habitual y normal en precipitaciones, después de una primavera seca y muy cálida.

En concreto, en Ciudad Real, además de en Toledo y Guadalajara, se espera un incremento de medio grado sobre la temperatura media en esta época del año, y que el año pasado rondó los 27 grados en la provincia.

En precipitaciones se prevé la climatología normal para esta época en la región, aunque es posible que la zona occidental esté algo más seca, 35 milímetros en Ciudad Real. En resumen, poca lluvia en la provincia y en la de Toledo, y valores normales en el resto.

Respecto a cómo influye el cambio climático en la región, desde la Aemet en Castilla-La Mancha se señalaba que predominan desde los años 90 las anomalías cálidas, siendo la zonas áridas cada vez más áridas, provocado por el aumento de los gases de efecto invernadero, lo que afecta a toda la región pero sobre todo la zona occidental, Ciudad Real y Toledo.

La primavera que se fue.

Con respecto al balance de los meses primaverales, la Aemet explica que el periodo comprendido entre el 1 de marzo y el 31 de mayo ha tenido un carácter cálido en la región, donde ha habido una temperatura media de 12,9 grados, sin llegar a ser una de las primaveras más cálidas de la historia. Los meses de marzo y abril se mantuvieron en la normalidad, y fue mayo el que dio el carácter cálido a la primavera en la región, con temperaturas especialmente altas en Ciudad Real y Toledo, e incluso temperaturas «extremas» al final del mes de mayo, donde ambas provincias superaron los 30 grados. La temperatura media en Ciudad Real fue de 14,2 grados, con una anomalía de un grado con respecto a la media de este periodo, lo que significa que la primavera ciudadrealeña ha sido, oficialmente, «muy cálida».

En cuanto a precipitaciones durante esta primavera, la región no ha superado los 100 litros por metro cuadrado, que para la Aemet supone atribuirle a esta estación el carácter de «muy seco», al igual que ha ocurrido en el conjunto nacional, donde no se ha superado los 114 litros por metro cuadrado, lo que se ha traducido en la cuarta primavera más seca desde 1961 y la segunda con menos precipitaciones del siglo XXI.

A pesar de que la primavera ha sido muy seca, el nivel de agua embalsada en Castilla-La Mancha, a fecha 15 de junio, ha sido del 44,90 por ciento de la capacidad total de almacenaje, mientras que en 2019, estas reservas eran del 36,55 por ciento. Pero desde la Aemet se matiza que no todas las provincias de la región se encuentran en las mismas condiciones. Así, las provincias de Toledo, Cuenca y Albacete, con un porcentaje de agua embalsada superior al 50 por ciento, simbolizan el lado positivo de este balance hidrológico, mientras que Ciudad Real (36,47%) y Guadalajara (37,82) son la cara negativa en este aspecto.