El número de autónomos apenas aumentó un 0,1 por ciento y la cifra de empresas del sector servicios menguó un 2,7 por ciento en la provincia de Ciudad Real en un balance negativo asociado a 2019. A pesar de los datos macroeconómicos que avalan fortaleza frente a los tiempos de la crisis, aún con la sospecha de una recesión,  la realidad se traduce visualmente en toda su crudeza en locales vacíos, carteles de alquiler y de traspaso que arrojan una imagen desoladora. En números, los bajos comerciales sin uso en la zona centro de Ciudad Real, en las calles de primera categoría tributaria, llegan a 126. 

El pequeño comercio no despega en el centro de Ciudad Real con cifras que evidencian una situación de parálisis: 6 locales cerrados más que en octubre de 2018 y 24 más que en 2016. La que en otro tiempo  quiso denominarse ‘milla de oro’ ciudadrealeña acumula locales vacíos; como si de un organismo celular se tratara, unos abren y otros bajan la persiana, así que la parálisis sólo se traduce en el balance, en el número global final, mientras que el movimiento se aprecia en determinadas vías. 

La calle General Rey es la peor parada, con 10 locales vacíos, incluyendo los que se encuentran en el pasaje que desemboca en calle Palma. En 2018 contaba con 5 bajos comerciales sin uso, pero los carteles de ‘se vende’ y ‘se alquila’ se han duplicado. Esta calle semipeatonal, con trasiego constante que une la calle La Mata con la calle Ramón y Cajal, ha sido la que más comercios abiertos ha perdido, mientras que la calle Lanza, junto a San Pedro, es la que más locales ha ganado:quince meses después cuenta con sólo un local cerrado frente a los cuatro sin uso que tenía entonces. 

El comercio suma más de 120 locales vacíos en el centro - Foto: Tomás Fernández de MoyaAun así, el cartel del ‘liquidación’ aparece con demasiada frecuencia en los escaparates de esta calle Lanza, un recurso habitual entre muchos empresarios que utilizan este reclamo dentro de su campaña  comercial. Tras la Navidad, muchos establecimientos intentan alargar la habitual curva ascendente con el periodo de rebajas en este mes de enero;un periodo clave en muchos casos para decidir si se continúa con el modelo de negocio o se busca alguna alternativa, ya sea eventual o drástica.

Estas calles consideradas de primera categoría fiscal se enfrentan  a un coeficiente de 2,18 puntos en el Impuesto de Actividades Económicas, además del resto de cargas fiscales, el alquiler del local si no está  en propiedad, las nóminas, los recibos de la luz, el agua, el teléfono, la página web, internet, la limpieza... una serie de gastos que requieren de una importante financiación y de liquidez para comenzar la actividad. 

El mayor número de locales abiertos depende del tamaño de la vía, pero también se produce un fenómeno paralelo que consiste en la atracción que supone  la plaza Mayor como punto neurálgico, con General Aguilera, Carlos Vázquez y  Ramón y Cajal encarnando las vías más comerciales de Ciudad Real asociadas a las franquicias y grandes firmas textiles y de complementos. Asimismo, otra zona bien definida es la del Torreón, vinculada a la hostelería y ocio nocturno con La Mata, Hidalgos, Jardines del Torreón y Torreón de Alcázar.

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Posibles causas. La irrupción sin cuartel de las franquicias y el comercio ‘online’ se esconden detrás de las dificultades de los establecimientos, aunque muchos de los comerciantes aluden también a los elevados precios del alquiler, aun reconociendo que han bajado tras la crisis económica. De acuerdo a los datos del portal inmobiliario idealista.com, el precio medio del metro cuadrado en la zona centro es de 10,7 euros, cifra que se eleva a los 47,8 euros en calle Ramón y Cajal y que baja hasta los 6,6 euros en calle Juan Caba. Aunque las características de cada bajo comercial inciden en el precio,  alquilar un local de 100 metros cuadrados es 4.100 euros más caro en calle Ramón y Cajal que en Juan Caba. Sin embargo, las causas van más allá, ya que los propios comerciantes apuntan hacia la tibieza del consumo, verdadero problema relacionado con el escaso poder adquisitivo del ciudadano medio.