Una provincia olvidada para los Ministerios

Hilario L. Muñoz
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En 1935 fue la última vez que un ciudadrealeño fue elegido para un Ejecutivo, en tiempos de la segunda República. Solo cuatro personas nacidas en la provincia han llegado a ser nombradas ministros

Imagen de familia de los integrantes del último Consejo de Ministros, con los dos albaceteños: Castells y Escrivá - Foto: EFE

Sobran dedos de una mano para contar las veces que un ciudadrealeño ha sido llamado para ocupar un Ministerio. Cuatro personas nacidas en la provincia han ocupado uno de estos cargos desde el siglo XVII, ninguno de ellos en la actual etapa democrática. De hecho hay que remontarse a 1935 para encontrar un ministro ciudadrealeño, Cirilo del Río, nacido en Castellar de Santiago, y que fue el artífice, por ejemplo, de que se protegieran las Lagunas de Ruidera como Sitio Natural de Interés Nacional. Solo este hecho puede ser una muestra de la importancia que tiene que en un Ejecutivo haya una persona que conozca y que haya vivido desde pequeño en un espacio para trasladar sus necesidades. Se conocen los casos de cupos regionales, se habla estos días mucho del catalán, con el nombramiento de Manuel Castells, por ejemplo, aunque haya nacido en Hellín. Castells es uno de los dos castellano-manchegos en el actual Gobierno, ambos de Albacete, el otro es José Luis Escrivá, nacido en su capital.

«No creo que haya habido ninguna razón especial para que no haya habido ministros pero sí ha habido paisanos ilustres con distintas responsabilidades», comentó el profesor titular de Historia Contemporánea y expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda. «Creo que el hecho de que haya algunos ministros de la región en este momento no se debe a su condición de castellano-manchegos sino a su cualificación y trayectoria anterior». De hecho, Barreda recuerda que Escrivá llega al Ministerio tras ser responsable de la Airef, nombrado por un Gobierno del PP, y «ahí ha hecho una labor que le ha catapultado al Ministerio ahora». 

Por este motivo Barreda niega «una cuota castellano-manchega como tal» en el actual Ejecutivo y habla de «una casualidad o circunstancia por la que unas personas nacidas en la comunidad autónoma han llegado a ser ministros». En este sentido señaló que «no ha habido una presión política hacia su nombramiento» por lo que no hay una cuota de poder político de la región en su elección.  

El primero de los ministros ciudadrealeños de la historia es uno de los condes de Valdeparaíso, Juan Francisco de Gaona y Portocarrero, nacido en Almagro en 1696, y que fue ministro de Hacienda y de Estado con Fernando VI. De su periodo en el cargo queda el Palacio de su título y también que «por su influencia se trasladó la capital de la provincia a Almagro», recordó Barreda. También solicitó en su periodo que hubiera un cuartel de caballería y una fábrica de paños en la ciudad encajera. 

El segundo por orden cronológico fue ministro durante unos meses solamente, en 1835, Diego Medrano y Treviño, nacido en Ciudad Real en 1784. «Es un personaje interesante que fue diputado, senador vitalicio, jefe político que era el equivalente a Gobernador Civil en Castellón, Jaén y Ciudad Real». Además estuvo represaliado por Fernando VII y estuvo bajo arresto domiciliario en casa de su hermano en la calle Caballeros durante nueve años. 

El tercero es el ministro de la Guerra, en 1917, Francisco Aguilera y Egea, el general Aguilera, nacido en Ciudad Real en 1857. «Había hecho una carrera militar muy exitosa combatiendo en Marruecos» tras lo que fue elevado a un Ministerio con un enfrentamiento permanente con Primo de Rivera.

El último nombre es Del Río, nacido en Castellar, en 1892, que fue ministro de Agricultura, en 1933, y después de Obras Públicas y Comunicaciones, en 1935. «Había hecho carrera en la provincia donde ejerció de abogado, fue diputado provincial y presidente de la Diputación», recuerda el catedrático de Historia. 

Más allá de estos nombres, Barreda señala que ha habido secretarios de Estado que han sido ciudadrealeños, entre los que se encuentra Manuel Marín, el máximo exponente político que ha salido de Ciudad Real, al ser presidente de la Comisión Europea.