Testigos mudos de una evolución de 120 años

Diego Farto
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La Biblioteca Pública del Estado alberga un fondo antiguo formado por 6.614 títulos, algunos de ellos formaban parte ya de la colección con la que abrió sus puertas el 1 de octubre de 1900

Testigos mudos de una evolución de 120 años - Foto: Rueda Villaverde

La Biblioteca Pública del Estado guardaba al finalizar 2018 165.417 títulos, de los que 6.614 libros forman su fondo antiguo, con títulos que integraban el catálogo con el que la institución se abrió al público general, refiere su director, Javier Alonso. Han pasado 120 años desde que el 1 de octubre de 1900 Manuel Tolsada hiciera realidad el sueño de que la Biblioteca adjunta al Instituto de Segunda Enseñanza fuese un servicio a los ciudadanos.

El centro se fundó en 1843 y desde el primer momento recibió en depósito muchos libros procedentes de conventos y órdenes religiosas de la provincia, que fueron objeto de los procesos de desamortización del siglo XIX. Las obras eran sobre todo textos religiosos, piezas de literatura clásica, legajos y documentos varios, muchos en latín.

Alonso precisa que este material se conserva en unas condiciones especiales, con una temperatura constante de 21 grados y un 45% de humedad. «Como forma de proteger los libros se realiza la digitalización del fondo antiguo», explica el director, puesto que con ello se reduce la manipulación. En caso de que alguna pieza precise de restauración, ésta se solicitaría al Instituto del Patrimonio Cultural de España, del Ministerio de Cultura. En los últimos años no se ha realizado ninguna intervención.

Testigos mudos de una evolución de 120 añosTestigos mudos de una evolución de 120 años - Foto: Rueda VillaverdeNo siempre los libros se conservaron con el mimo de ahora. Alonso comenta que en su primera sede del Instituto Maestro Juan de Ávila los libros se depositaron en un sótano donde les afectaba la humedad.

Cuando, finalmente, la Biblioteca se abrió al público en 1900, en una sala de la segunda planta del Instituto, constaba de 4.000 volúmenes, aunque en décadas anteriores había oscilado en torno a los 4.600 ejemplares. Para Alonso, esas fluctuaciones indican que «no había mucho control sobre los libros», y se apoya para ello en algún testimonio anterior a 1900 que señalaba que las obras estaban «hacinadas en dos o tres habitaciones».

La apertura de la Biblioteca se realizó con un director, Manuel Tolsada, que no estaba a tiempo completo, puesto que «era el archivero de la Delegación de Hacienda», apunta su sucesor. El horario de atención al público era solo de 15.00 a 17.00 horas. Ya en 1914, la biblioteca incorporaba otro empleado y contaba con 20 puestos de lectura y 4.064 ejemplares.

Testigos mudos de una evolución de 120 añosTestigos mudos de una evolución de 120 años - Foto: Rueda VillaverdeLa institución recibió un impulso con su traslado a unas nuevas dependencias en el Palacio Provincial, en 1929, bajo el mando de Francisco Tolsada, sobrino de Manuel Tolsada, a quien sustituyó en 1922. En aquel momento, la Biblioteca disponía de 12.000 documentos y 40 puestos de lectura que seguían atendiendo dos personas.

Francisco Tolsada fue trasladado de Ciudad Real en 1937, durante la Guerra Civil, un tiempo en el que Alonso recuerda que «se retiraron libros rechazados por su contenido para convertirlos en pasta de papel». Tras el conflicto, los vencedores causaron un nuevo expurgo, éste de sesgo franquista. 

En 1945, cuando se incorpora como directora Isabel Pérez Varela, la Biblioteca contaba con algo más de 7.500 lectores y realiza más de 3.100 préstamos por año, pero no hay registro del número de libros. En 1949 se da cuenta de 9.072 títulos depositados. Para entonces, la institución había bajado su número de lectores a 6.239, pero sus préstamos se habían multiplicado hasta 18.190.

Testigos mudos de una evolución de 120 añosTestigos mudos de una evolución de 120 años - Foto: Rueda VillaverdeEn 1957, los fondos habían subido a 10.145 volúmenes, mientras que el número de socios llegaba a 13.280. Son los prolegómenos de un nuevo traslado, este a la Casa de Cultura diseñada por Miguel Fisac, que se efectuó en 1961, aunque el edificio se abrió en 1960 con una exposición sobre las Órdenes Militares. Fue entonces cuando la Biblioteca incorporó los discos de música a sus colecciones.

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Testigos mudos de una evolución de 120 años - Foto: Rueda Villaverde

En 1983 ,su titularidad cambió a la Junta de Comunidades, que recibió una institución con ocho trabajadores. Habría que esperar hasta la década de los 90 para otro gran cambio, la introducción de la informática. Eran ya los prolegómenos de una nueva mudanza, la que se efectuó en 2010 al actual edificio de la avenida del Ferrocarril, donde se recibieron 248.073 visitas y trabajan 34 personas.